Estoicisme i bona vida.
Cierto nuevo estoicismo, nutrido por una raíz
profunda y aún vigente, nos insta a vivir
de la mejor manera, a no quedar cegados por el estrépito de los
acontecimientos ni a limitarnos a la alharaca de su relación, sino a abordarlos
con una insistencia y resistencia a prueba de desalientos. La calma no es una
pasividad sino un modo bien activo de abordar con coherencia y profundidad la
situación. El ruido tiende a silenciar la conversación y la palabra certera. Aquel
viejo estoicismo, con sus rostros más presentes, nos convoca a una actitud de
integridad y de entereza. A otra tranquilidad.
Precisamente para responder con eficacia a las emergencias que nos desafían.
Marc Aureli |
En definitiva, en el seno de las más fulgurantes campañas ha de abrirse un espacio para el cuidado de uno mismo, para el pensamiento reflexivo, meditativo, para la palabra, para la escritura. Y ese privilegio, no siempre al alcance de todos, nos dota, como Séneca señala, “de armas y de valor para batirnos en la vida”.
Bien es cierto que Marco Aurelio escribió las notas que
hoy tanto celebramos en el desarrollo de sus operaciones, pero no es difícil
presuponer que no cuantos se encontraban inmersos en ellas disponían, por
diversas razones, de esa posibilidad. Eso no les resta contundencia a sus Pensamientos, propuestos precisamente
en un período de gran ocupación en asuntos militares y de Estado. Y a pesar de
encontrarse tan marcados por su peripecia personal, no se ofrecen como una
íntima presentación de sus sentimientos cotidianos. Y aún siendo “Cosas para sí mismo” (Ta eis heautón), lo interesante es que nos alcanzan a todos
como seres humanos. La más personal inquietud por ser agradable, sociable, por
afrontar un tiempo de vida, por enseñar a vérselas con la muerte, con la
necesidad de no obsesionarse sólo con las cosas propias y de abrirse a los
asuntos ajenos, es el ámbito de una consideración del bien, de la sabiduría y
de la prudencia.
Ángel Gabilondo, Distinguirse, El salto del Ángel, 08/02/2012
http://blogs.elpais.com/el-salto-del-angel/2013/02/distinguirse.html
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