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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: maig, 2022

Wolf Of Wallstreet Matthew McConaughey [FULL SCENE] [HD]

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El món sóc jo.

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El concepto de narcisismo nos permite explicar una serie de aspectos psíquicos y es una de las grandes contribuciones del psicoanálisis . El concepto primero se usa para describir la manera en que los niños y niñas pequeños se insertan en el mundo antes de que puedan darse cuenta de que ellos no son el mundo, sino que están en él. En un origen, los bebés no perciben la frontera entre sí mismos y el entorno. Al estado inicial, en que el bebé piensa que es el mundo, Freud lo llamó narcisismo primario. Conforme van desarrollando la capacidad de controlar su cuerpo, aunque no otros objetos, comienza un lento proceso de varios años en que ese narcisismo es apaleado por constantes frustraciones, hasta que la niña o niño logra dejar a un lado el narcisismo primario y aprende a relacionarse con lo otro como objetos externos. De ese narcisismo primario conservamos, en algún grado, la sensación de ser el centro. Dependiendo de qué tanto se retenga de ese narcisismo, las personas desarrollamos,

El relat de cada dia.

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“Hemos evolucionado para experimentar el mundo en forma narrativa. Esto se debe, en parte, a que la realidad es demasiado compleja para que la entendamos. La narrativa lo simplifica todo. También nos motiva para levantarnos de la cama cada mañana y superar obstáculos y enemigos”, l o explica el escritor británico Will Storr en su ensayo   La ciencia de contar historias   (Capitán Swing). Storr describe algunas de las formas en las que este funcionamiento nos afecta, haciéndonos a veces un poco delirantes. “Tendemos a creer   hechos   que halagan la historia heroica que al cerebro le gusta contar sobre nosotros y nuestras tribus, en lugar de la verdad ―señala el autor―. También nos hace irracionales acerca de otras personas. Al cerebro narrador le gusta dividir el mundo en héroes y villanos”. Esta gran simplificación hace común que veamos a las personas en el lado opuesto del espectro político como enemigos o, directamente,   como malas personas . En realidad, son personas que utilizan

L'ansiolític superior (El Roto)

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Participació difícil

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La participación ha ingresado hoy en día en el mundo del trabajo, de la comunicación o de la cultura, pero no así en el de la política. Esta sigue funcionando bajo el viejo modelo-televisión: unilateral, sin posibilidad de réplica o diálogo, donde las posiciones de actor y espectador –en sus dos variantes de votante y opinador– están claramente repartidas y separadas. Se rige aún por el concepto clásico de representación: la presencia de una ausencia. La política profesional es un modo de representación que ausenta lo que presenta: el pueblo delega (se ausenta) en sus representantes. Los partidos políticos, animados desde siempre por esa “pasión de unanimidad” que describió hace ya casi un siglo Simone Weil en su “Nota para la supresión general de los partidos políticos”, ni siquiera toleran estas formas de participación fácil o débil. Se animan muy tímidamente a procesos de votación internos o de rendición de cuentas, la mayor parte de las veces presionados a ello por cambios en la s

Respecte.

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Ante la afrenta, hoy no lanzamos desafíos implacables como   Los duelistas   de Conrad, que pasan la vida batiéndose por una ofensa insignificante y olvidada. La cuestión del honor puede sonar antigua y apolillada, fósil de tiempos de espadachines. Sin embargo, en nuestras sociedades de piel fina, nerviosas y susceptibles, todos reclamamos un respeto. En la escena inicial de El padrino , incluso Don Corleone, con su aterradora voz susurrante, se niega a cerrar un negocio con alguien que no le muestra respeto. En   The Wire   o   Los Soprano   un desaire se paga a menudo con sangre. Los profesionales del crimen, tan poco delicados con el resto del mundo, crean su código legal paralelo: lealtad entre ladrones y cortesía entre asesinos. Ya san Agustín argumentó que incluso los bandidos quieren que el botín robado se reparta de forma equitativa: un reconocimiento del injusto a la justicia. Aquí y allá, unos y otras exigimos respeto a nuestras ideas o deseos, a la lengua o la memoria, a nue

No ens agrada el silenci

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Los bulos ya no son noticias: simplemente están ahí. El ruido es el mensaje. Las técnicas subliminales alteran el estado mental de miles de millones de personas. Después de una década de estudios alternativos y una “crítica de internet” aún más marginal, de repente todos tenemos claro el diagnóstico. Las multitudes entienden por fin cómo funciona el capitalismo de las plataformas, pero no hacen nada al respecto. Esperar a Bruselas es el nuevo   esperar a Godot .   Como no va a haber unas leyes antimonopolio que desmantelen los monopolios tecnológicos, la censura política (a la manera de Rusia y China) parece la opción más fácil. Con las plataformas centralizadas como única opción, que cada uno aprenda por su cuenta parece la única salida. Cada usuario tendrá que resolver por sí mismo la cuestión del ruido, como investiga la filósofa holandesa Miriam Rasch en su último ensayo,   Autonomie: een zelfhulpgids (autonomía, una guía de autoayuda). Rasch señala una paradoja: las empresas tecno

Què volia ser?

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Sartre, más que Wittgenstein, diagnostica con perspicacia la inevitabilidad de este escepticismo sobre sí: la vejez es darse cuenta de que uno no ha sido lo que quería ser ni quería ser lo que ha sido.  Fernando Broncano , La escritura en invierno. J. M. Coetzee y el antagonismo entre representación y verdad, El laberinto de la identidad 15/05/2022 https://laberintodelaidentidad.blogspot.com/2022/05/la-escritura-en-invierno-jm-coetzee-y.html?fbclid=IwAR0VyO51yeWLsTqVlXPnG1uaAbsc2FWzGEAs0GYlcefxYi7rAqBSUEBfm6g

L'escepticisme de Joan Fuster

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En realidad, Joan Fuster quiso ser y fue siempre un ensayista en la clara estirpe de   Montaigne . Ensayos fueron sus versos —líricos, rabiosos o angustiados—, sus estupendos aforismos —tan ácidos como los de Cioran, pero menos teatrales—, sus estudios históricos, sus libros de crítica literaria y artística, sus guías de viaje y hasta sus trabajos aparentemente eruditos. En sus mejores años —los cincuenta y sesenta del siglo pasado—, sus textos, en diarios o en libros, eran un compendio de ironía docta y sonriente que incitaba al descreimiento, la ponderación y el debate sobre todo lo humano y lo divino, sin mediaciones ni prejuicios, dentro de lo posible (porque la censura, siempre vigilante, se podía circundar, pero no obviar). Para Fuster, el ensayo es “literatura de ideas o no es”. Las ideas están para agitarlas, ver hasta dónde llegan y por qué, y el escepticismo es un método que, a partir de una desconfianza ecuménica, no pretende abolir un principio de verdad, pero sí depurarlo.

Intel·ligència Artificial Estreta.

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La gran mayoría de las inteligencias artificiales que usamos son muy buenas realizando una tarea en concreto. Algunas se han hecho famosas por batir al mejor de los humanos en juegos tan complejos como el ajedrez o el Go mientras que otras pasan más desapercibidas aunque estén presentes en nuestro día a día, como el algoritmo de Spotify que genera recomendaciones musicales automáticamente con gran precisión. Esto se conoce como inteligencia artificial débil o estrecha y es extremadamente eficiente cuando tiene que procesar grandes volúmenes de información de una manera concreta. Pero esa misma IA capaz de ganar al campeón del mundo de Go no puede hacer otra cosa que no sea jugar a este juego. No puede jugar al tute, ni al parchís, ni decirle a un robot moverse dentro de un almacén para organizar cajas. Las máquinas no tienen en este momento la capacidad de ampliar su conocimiento a otras áreas como hacemos nosotros de manera natural. Como dice el filósofo sueco Nick Bostrom, profesor d

Algoritme i política

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En una sociedad democrática la política no se reduce a la racionalidad administrativa. Ningún sofisticado dispositivo para calcular y decidir parece en condiciones de hacer superfluo el momento propiamente político en el que discutimos y decidimos los fines a cuyo servicio ponemos los instrumentos de gestión de que disponemos. La política es inevitable porque, aunque pueda ayudarnos, la inteligencia artificial no es capaz de concebir ni garantizar esa igualdad a la que aspira la democracia. Donde mejor se pone de manifiesto esta limitación es en el hecho de que la tecnología no disuelve las controversias debidas a nuestras diferentes concepciones de la igualdad ni garantiza la satisfacción simultánea de preferencias e intereses diversos. Incluso allá donde hay un amplio acuerdo acerca de la conveniencia de promover la igualdad no necesariamente se comparte la misma idea de igualdad. Hay quien se da por satisfecho con que sean idénticas las condiciones de partida, mientras que otros la

Automatismes humans i algoritmes.

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Los humanos también respondemos a ciertos automatismos, incluso en nuestras facetas más originales y creativas. Ocurre con el lenguaje. Nosotros no nos damos cuenta, pero estamos obedeciendo reglas gramaticales y lingüísticas todo el tiempo, a una velocidad altísima, para poder comunicarnos. La gramática no es más que eso, un conjunto de reglas o un programa que obdecemos. Y esas gramáticas existen para todo: para el pensamiento, para las matemáticas, la física, para nuestro comportamiento social cotidiano... Obedecemos constantemente a reglas, porque si no, no podríamos vivir en sociedad. En realidad, la originalidad y la creatividad son elementos muy raros. La creación de una nueva instrucción o un nuevo programa, tanto en el arte como en la ciencia, es un momento inusual. En el siglo XIX, muchos pensaron que aquello era lo que nos distinguía como seres humanos. La máquina aprovecha nuestros automatismos psíquicos y sociales y los capitaliza. La economía del Big data es eso. Responde

Quin és l'interès de l'esquerra?

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Hasta donde recordamos, la izquierda era un posicionamiento con aspiración de mayorías, orientada hacia lo público y dispuesta a ordenar los poderes económicos para lograr la igualdad. La tendencia liberal progresista, en este siglo XXI, se centra en la valoración de unas identidades individuales que intercambian privilegios y opresiones, por lo que la resolución de sus conflictos pasa por corregir las actitudes no deseables mediante representaciones, lenguaje y deconstrucciones: parece la revancha de los psicoanalistas contra el escritor barcelonés. Sin duda la ultraderecha caricaturiza estas posiciones mediante sus guerras culturales. Sin duda que el hombre cishetero blanco carnívoro sea el centro de muchos debates progresistas, por encima de bancos de inversión y agencias de calificación, facilita la caricatura. Nunca se ha tratado de una elección entre derechos laborales y civiles, entre redistribución o representación, sino buscar aquello que nos igualaba en nuestra enriquecedora

Luddisme: "el problema de la maquinària".

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... los ludditas no renegaban de toda la tecnología, sino de aquella que representaba un daño moral al común; y su violencia estuvo dirigida no contra las máquinas en sí mismas (obvio: no rompían sus propias y bastante complejas máquinas) sino contra los símbolos de la nueva economía política triunfante (concentración en fábricas urbana, maquinaria imposible de adquirir y administrar por las comunidades). Y de todos modos, ni siquiera inventaron la técnica que los hizo famosos: destruir máquinas y atacar la casa del patrón eran tácticas habituales para forzar un aumento de salarios desde hacía cien años al menos. Muy pronto se sabrá que los nuevos engranajes podían ser aferrados por trabajadores cuyas manos eran inexpertas y sus bolsillos estaban vacíos. La violencia fue contra las máquinas, pero la sangre corrió primero por cuenta de los fabricantes. En verdad, lo que alarmó de la actividad luddita fue su nueva modalidad simbólica de la violencia. De modo que una consecuencia inevitab

Economia i egoisme.

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Adam Smith desconcertó con algo más escandaloso aún: demostró que el progreso no se debe a la caridad, sino al egoísmo. Dijo textualmente: “No obtenemos los alimentos por la benevolencia del carnicero, del cervecero o el panadero, sino por la preocupación que tienen ellos en su propio interés, sus necesidades, sus ambiciones.” No nos dirigimos a sus sentimientos humanitarios, sino a su egoísmo cuando reclamamos esos objetos, porque de lo contrario ellos no producirán ni se ocuparían de exhibir sus productos y venderlos. Ocurre que la palabra egoísmo se ha cargado de color negativo, sin entenderse su funcionalidad. El egoísmo no debe ejercerse contra el prójimo, sino para atenderse a uno mismo sin dañar al otro. Y el otro debe comportarse del mismo modo. El mundo no funciona sobre la base de la clemencia. Utilizando distintas palabras, puede decirse que siempre se actúa según el deseo o el interés de cada uno. Es propio de la vida en general. Los esfuerzos que se realizan para increment

Quatre mites polítics.

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Según estudia Raoul Girardet en   Mitos y mitologías políticas , todas estas fantasías, que los políticos llaman “relatos”, y que yo prefiero llamar “cuentos”, suelen organizarse en cuatro familias. Primero está la familia mítica de la edad de oro, que suspira por un pasado feliz y glorioso, en el que las naciones, religiones o razas todavía no se habían adulterado ni mezclado. Edad que muchos consideran dichosa, no tanto porque se ignorasen las palabras de tuyo y mío (lo cual podría darle malas ideas a los cabreros), sino porque cada uno estaba en su casa y Dios en la de todos. Si fuese una bandera, su lema sería: “Orden y regreso”. En segundo lugar se halla el mito del complot, que responsabiliza de todos los males a algún grupo malévolo o resentido, que estaría dispuesto a maquinar contra la buena gente de toda la vida con el objetivo de hacerse con el poder. De este modo, la angustiosa complejidad del mundo, que nos envuelve como una niebla contra la que no sabemos cómo luchar, se

La ideologia de les armes.

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Fuera de Estados Unidos,   los tiroteos masivos   ocurren muy raramente. ¿Por qué son tan frecuentes ahí? Según la derecha estadounidense, no es porque sea un país en el que un joven de 18 años perturbado pueda comprar fácilmente armas militares y un chaleco antibalas. No, sostiene Dan Patrick, vicegobernador de Texas. Es porque “somos una sociedad ruda”. Ya sé que decirlo es un esfuerzo inútil, pero imagínense la reacción si un destacado político liberal declarara que la razón por la cual Estados Unidos tiene un grave problema social inexistente en otros sitios es que los estadounidenses somos malas personas. Los comentarios no tendrían fin. Pero cuando es un republicano quien lo afirma, apenas levanta un murmullo. Supongo que tengo que decir, para que conste, que personalmente no creo que los estadounidenses, tomados de uno en uno, sean peores que nadie. Si acaso, lo que siempre me ha llamado la atención al volver de viajes al extranjero es que, por término medio, son (o eran) excepc

La teodicea en Kant i Hume

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Kant, Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico en la Teodicea (1791) Difícilmente puede ser sacrificado el sufrimiento, y la maldad que los hombres originan, en aras de unas metas morales que se alcanzarían en un final armonioso, sea intrahistórico o suprahistórico, concedido por Dios. Para Kant no es posible afirmar que el mal moral sea un medio o un fin desde el que Dios podrá conseguir un bien para el hombre. Ello implicaría una instrumentalización del mal, difícilmente justificable al atentar contra la santidad de Dios. Este enfoque llevaría consigo que el mal moral quedara exculpado por ser derivado de la débil naturaleza humana, surgida de las manos del Creador. … no sólo se está eximiendo a quien lo comete de su responsabilidad, sino que igualmente cabría cuestionar por qué Dios ha creado al hombre con tan deficiente naturaleza que le posibilita cometer atroces crímenes. Y si se responde que el Creador no quiere que el hombre realice el mal moral, pero lo “pe