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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: juliol, 2011

Casualitat lògica.

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Acostumbrado a la originalidad, Johan Cruyff aceptó el número 14 cuando nadie más lo usaba y le pareció magnífico fumar un cigarrillo en el descanso del partido. Sus logros son tan incuestionables como su capacidad de reinventar el lenguaje. George Steiner ha dicho que un lugar común es una verdad cansada. En consecuencia, un disparate puede ser una verdad precipitada. Cruyff es el gran precipitado del fútbol: tiene razón antes de que sepamos lo que quiso decir. No es posible ejercer esta conducta sin temple de profeta. El Flaco no admite la duda ni el error: "Estoy en contra de todo hasta que tomo una decisión; entonces estoy a favor. Me parece lógico". Algunos famosos hablan de sí mismos como próceres, en tercera persona. Cruyff es distinto; habla de tú para referirse a sí mismo: Dios vive en el corazón de los creyentes. Para el iluminado holandés, las otras religiones no tienen cabida en el campo, y da una prueba empírica: todos los jugadores se persigna

Sísif i la crisi de la democràcia actual.

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No teman. No voy a hacer un llamamiento a la revolución. En lo que a Europa se refiere, la revolución se produjo por última vez en el siglo XX, y por cierto en plural, con los resultados conocidos, entre los que estuvieron contrarrevoluciones y genocidios. Se trata más bien, desde el interior de toda la sociedad, de formular, como entre tanto hacen muchos ciudadanos, preguntas reivindicativas: ¿es asumible aún un sistema capitalista que se prescribe forzosamente a la democracia, en el que la economía financiera se ha separado en gran parte de la economía real, aunque la amenace una y otra vez con crisis de fabricación doméstica? ¿Deben seguir siendo válidos para nosotros artículos de fe como mercado, consumo y beneficio, sustitutivos de la religión? Para mí, en cualquier caso, es evidente que el sistema capitalista, fomentado por el neoliberalismo y sin alternativa, tal como se nos presenta, ha degenerado en una maquinaria de destrucción del capital y, lejos de la economía

De l´Estat democràtic a l´Estat de mercat clientelar i privat.

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Desde que el año pasado el presidente Zapatero abjuró del gasto social para abrazar el evangelio del ajuste fiscal, sus votantes le están propinando un merecido castigo electoral (ayer en los comicios locales, mañana en las generales) por lo que no deja de suponer una traición a la voluntad popular. Pues en última instancia, el giro estratégico adoptado por el Gobierno implica dejar de gobernar al servicio de los ciudadanos para pasar a plegarse al poder inapelable de los mercados. Sin embargo, en esto Zapatero no es el único culpable, pues los demás gobernantes han hecho lo mismo. Casi todos han renunciado a su soberanía ejercida en representación de sus electores para pasar a obedecer los dictados de una nueva soberanía supraestatal que emerge del llamado consenso de los mercados, según se puede comprobar estos días con la crisis europea de la deuda soberana. Y esta traición de nuestros gobernantes es lo que mejor explica tanto el declive de la socialdemocracia, que ha

Els indignats i el perill de l´antipolítica.

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De totes les reaccions a les agressions als nostres parlamentaris, la més breu, rabiüda i oportuna va ser la de l'antic conseller d'Educació Ernest Maragall: "Deixeu treballar la democràcia!". En canvi, no m'ha agradat la línia de resposta governamental, que per condemnar sense pal·liatius la violència ha salvat fins al ridícul els indignats . Certament, la violència física és una línia que mai no s'havia d'haver travessat. Però és d'una gran ingenuïtat pensar que es pot destriar amb precisió qui són els violents i qui els pacifistes, com si fossin aigua i oli. Aquesta idea dels indignats bons i dels indignats dolents ha estat l'argument de defensa dels mateixos indignats , molt hàbil, però equívoc. Al capdavall, impedir el pas a algú, apropiar-se de l'espai públic, censurar el pensament que no encaixa o impedir l'ús d'una llengua que no és la de l'Estat també són formes de violència, que, per cert, s'han tolerat

La crisi i l´esquema Ponzi.

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Ayer hicieron cuatro años del inicio de la crisis más profunda y larga desde la Gran Depresión. Sin visos de final. Por ello se la ha denominado Gran Recesión o Segunda Gran Contracción del capitalismo. Aquel 17 de julio de 2007 el quinto banco de inversión de EE UU, Bearn Stearns, anunciaba la valoración cero de dos de sus fondos de alto riesgo que habían invertido grandes cantidades en las hipotecas locas. Poco después, Bearn Stearns dejaba de existir, adquirido por J. P. Morgan (tercer banco de EE UU) con la ayuda de la Reserva Federal. La crisis comenzaba con un gigantesco esquema Ponzi: ¿cómo llamar si no a un proceso por el que a un trabajador que ganaba tan solo 20.000 dólares al año se le concedía una hipoteca sin una señal y sin tener que pagar nada durante los dos primeros años de la misma, para que comprase una casa de 300.000 dólares, y luego juntar esa hipoteca con otras cien en bonos a los que las agencias de calificación de riesgos concedían la valoración m

La impotència de l´esquerra.

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El fracaso de la izquierda europea ante la ofensiva del neoliberalismo nunca ha sido más patente que hoy. La crisis actual del capitalismo financiero tendría que haber provocado desde hace mucho tiempo su debacle. Sin embargo, allí donde la izquierda europea gobierna está obligada a hacerlo todo para salvarlo. Hay en ello algo propiamente surrealista. ¿Por qué ironía de la historia la izquierda se encuentra, como el médico, en la cabecera de un sistema que supuestamente debe combatir en nombre del progreso y de la justicia? El electorado de izquierdas, desconcertado por este viraje, o gira hacia la derecha populista o se refugia en la abstención política. La revolución neoconservadora ha emprendido desde los años ochenta la demolición sistemática del modelo del Estado social, adquirido en reñidas luchas históricas y con grandes sacrificios de movimientos obreros del siglo XX. En Europa, esta ofensiva ha sido acompañada por la izquierda bajo el pretexto falaz de la construcción europea.

"Són coses de la política".

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Días atrás asistí, por casualidad, a una conversación entre dos políticos de partidos distintos. En tiempos recientes, uno de ellos había atacado al otro despiadadamente. "Si en algo te ofendimos, de verdad que lo siento, porque nosotros siempre te hemos tenido en muy alta consideración, pero ya sabes, son cosas de la política". Las ofensas no eran menores, mediaban acusaciones completamente infundadas de delitos e irregularidades graves. Pero son cosas de la política. Ahora que la política parece haber tocado fondo a los ojos de los ciudadanos y que tanto se habla de la necesidad de regenerar y recuperar la política, habría que empezar por desterrar la gran coartada: "son cosas de la política". Sabemos perfectamente que la política es la lucha por el poder político y que, en estos combates, solo se conoce el interés propio frente al interés del otro. Pero la democracia tiene entre sus tareas la de poner límites a los abusos de poder. La excusa "s

Tot és per culpa dels mercats?

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George Soros ¿É s cert que hi ha especuladors que poden arribar a enfonsar una moneda nacional important? Sí, és absolutament cert: el dia 16 de setembre del 1992, per exemple, el financer George Soros va canviar prop de 10.000 milions de dòlars en lliures esterlines i va provocar una fluctuació sísmica en l'economia britànica. El govern anglès va haver de devaluar la lliura un 20%, i el senyor Soros es va embutxacar més d'un milió de dòlars en qüestió de minuts. ¿És cert també que hi ha grans corporacions que actuen malintencionadament i fan variar el preu de tota mena de productes de primera necessitat? Sí, és igualment cert: només cal que pensem en les batzegades planetàries que van provocar determinades decisions de l'Organització de Països Exportadors de Petroli (OPEP) als anys setanta. ¿I és cert que algunes decisions econòmiques en principi benintencionades poden arribar a tenir efectes catastròfics semblants, en la mesura que el seu abast és mundial? Sí, és dra

De la Metafísica al Big Brother.

 ... el resultado de la modernidad, según Heidegger, pero también según muchos filósofos de otras tendencias, es la disolución de la metafísica; es decir, de la idea de que haya una estructura estable del ser, un fundamento último que capta la razón y sobre el que funda su propio conocimiento objetivo del mundo. La crítica de la ideología (vemos el mundo según unos esquemas condicionados por nuestra historia, nuestros intereses, etc.) y el descubrimiento de la variedad de culturas han erosionado de forma decisiva (algunos lo niegan) la idea de un conocimiento definitivamente fundado. Heidegger, además, sentó las bases para considerar la metafísica como violencia: cada intento de encontrar el fundamento último es siempre también una pretensión de acallar las preguntas, de imponer una autoridad que no se discuta. Y aún más: la idea de objetividad aplicada al ser hace imposible la existencia y la libertad humanas, que son siempre apertura e historicidad. Un mundo en el que impera l

Superar la tirania de la intimitat.

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by Ouka Leele Basándome en unos párrafos de Descartes me refería en pasadas columnas al perezoso y conservador yo forjado en la huida de la confrontación (en el caso de Descartes confrontación con una todopoderosa  voluntad de engañar, un Dios "que dedica toda su industria a engañarme"), frente al sujeto del pensar,  que  repudia tanto la situación de ser engañado como la sumisión que ello conlleva. Sugería que el yo , que consideramos una suerte de reducto inexpugnable es en realidad un constructo, la expresión quintaesenciada de un conjunto de aspectos que configuran lo que consideramos esfera íntima de nuestra vida. De ahí que  la sospecha en relación al yo sería útil que se extendiera al concepto mismo de intimidad. Si el pensamiento fértil tiene como condición necesaria el superar la tiranía del yo, quizás deba  con mayor generalidad superar la tiranía de la intimidad. "Zona espiritual íntima y reservada de una persona o de un grupo, especialmente de la famil

La incompetència del votant.

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Ramon Folch No sóc partidari del despotisme, però estic inquiet pel creixent nivell d'incompetència dels votants. Per construir una democràcia sòlida cal un enorme esforç d'educació que doni elements de judici a les majories, solidesa cultural al ciutadà. Però mentre això no passi hem de prendre alguna mesura, perquè la quantitat de decisions equivocades, democràticament preses, pot ser enorme. Els infants no voten perquè no tenen prou criteri. Avui, més que abans, el criteri no s'adquireix només amb l'edat. Les majories legitimen les decisions, però no en garanteixen l'encert. Ramon Folch , "Inquieta la incompetencia del votant" , entrevista de Tomàs Delclós , Quadern de Catalunya. El País, 21/07/2011 http://www.elpais.com/articulo/paginas/Inquieta/incompetencia/votant/elppor/20110721elpbqcpag_1/Tes?print=1

El vot com a refugi.

Cada dia resulta més clar que la democràcia que tenim, i que sembla que tindrem, és bàsicament electoral. Jo sempre havia pensat que les eleccions lliures i periòdiques eren precisament el mínim d'una democràcia, el seu punt d'arrencada, i que llavors, entre tots, havíem d'anar construint una societat amb més llibertat, més igualtat i més fraternitat (faig servir expressament aquestes expressions). Es veu -m'hi oposaré sempre- que les coses no van així. Els ciutadans queden progressivament reduïts a la condició de súbdits: els toca pagar -pagar-ho tot tres vegades- i han d'abandonar qualsevol expectativa d'un futur menys conflictiu, més humà. Aquest drama, però, no el viu només la ciutadania sinó que abraça les institucions públiques i els estats. Els interessos econòmics privats-especulatius i potser mafiosos- compren, venen i lloguen estats sencers. Estan fent una cacera despietada de tot el que és públic. Estan subhastant el present i el futur de

L´esperança de ser motor immòbil.

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Como suele decirse, no te casas sólo con la persona amada sino con su familia y al conocer ésta conoces también, por vía refleja, la tuya propia: aquí el conocimiento redunda en autoconocimiento porque el contraste ilumina la esencia. En mi caso, al intimar con mi familia política, tan activa, dinámica y servicial, comprendí hasta qué punto la que formábamos mis padres y hermanos era, en comparación, de costumbres excéntricas. Por ejemplo, en mi casa era normal, después de comer, que cada uno se llevara un libro al salón de estar y que permaneciéramos todos sentados en muelles sofás y sillones leyendo horas y horas a pesar del ruido que producía el televisor encendido al que nadie prestaba atención. Pasado mucho tiempo, quizá toda la tarde, uno de nosotros, cansado, se levantaba para desentumecerse los músculos y en ese minuto le llovían al desprevenido encargos de todos los demás: "Ya que te has levantado..." (y seguían solicitudes de la cocina, el dormitorio o

Els ideals maten la democràcia.

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Benajmin Constant La actuación de los genéricamente denominados "indignados" suscita, una vez transcurrido más de un mes de su comienzo, una serie de reflexiones. La primera y más llamativa (aunque quizás no sea la más importante) es la de que se están confundiendo tanto en el discurso como en la práctica dos ideas no equivalentes: las de violencia y fuerza. La actuación de los indignados se reclama como esencialmente pacífica o no violenta, lo cual es cierto pero insuficiente. Porque puede no ser violenta y, sin embargo, estar utilizando la fuerza (o a "las vías de hecho", como se dice gráficamente), y de esta manera estar siendo ilegal. Ocupar sin autorización espacios públicos, realizar colectivamente cencerradas o abucheos, o impedir en masa el cumplimiento de decretos judiciales legítimos es usar de la fuerza, por mucho que no sea violenta. Y conviene decirlo, porque la fuerza no es un argumento aceptable en democracia salvo cuando la utiliza la

Facebook, la teranyina.

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Internet es una tecnología y Facebook un programa que la usa. Las tecnologías surgen de equis necesidad, y los programas, de equis propósito. Si de veras necesitamos de muchos amigos, si realmente nos resulta indispensable localizar a la novia de ayer o al compañerito de primaria, adelante… ¡Facebook! Cuando siendo adolescente pateaba las calles de una gran ciudad y ejercitaba la concentración mental para asesinar al director de mi escuela, solía detenerme en los escaparates de las librerías. Un libro que estaba en todas llamaba mi atención: Cómo ganar amigos e influir sobre las personas , de Dale Carnegie. A pesar del exultante cintillo que lo recomendaba (¡millones de copias vendidas!), nunca lo compré. Me bastó abrirlo y leer la primera recomendación para constatar que la obra iba contra mis ideales: No critique, ni condene, ni se queje . En el ciberespacio hay redes y… telarañas. Internet es una red (de redes), y Facebook una telaraña (de personas). Internet vincul

Cervesa: localisme contra cosmopolitisme.

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En un episodi fantàstic dels Simpsons, Bart es dedica a dissenyar frases per a samarretes. Una d’elles porta escrit: “Actua globalment, eructa localment”. La paròdia era sobre una frase molt pròpia dels noranta, quan el terme glocal (global + local) va ocupar la centralitat de diversos debats públics. La globalització semblava imparable llavors i tant partidaris com detractors del procés van explotar a fons l’eix local-global per crear tota mena de discurseria sociopolítica. Aquest tema ha tornat a l’actualitat gràcies al combat ferreny entre la publicitat de dues companyies de cervesa. Una humida guerra conceptual que ha esclatat quan San Miguel ha replicat amb una campanya massiva el ja clàssic anunci d’estiu de la Damm. No es tracta de saber quina refresca més, és una lluita intel·lectual dins el vell debat entre la globalitat i el poder local. San Miguel aposta per aquest gran moviment burgès anomenat cosmopolitisme. Un pensament que malda per un món globalitzat a pa

Quanta acceleració pot suportar un ésser humà?

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Un dels principals problemes que tenim els humans és l'acceleració del temps provocada per les noves tecnologies. Quan parlem del temps hem de distingir sempre entre el temps i la duració, com feia Henri Bergson . La duració és el temps subjectivament viscut. El que fa que una sobretaula de tres hores se'ns faci inacabable per l'avorriment dels comensals o que se'ns faci molt curta perquè hi ha hagut bon menjar i bona conversa. El temps es pot mesurar científicament; la duració no, és una sensació personal. Amb les noves tecnologies s'ha accelerat el temps en dues direccions: perquè es fan més coses amb menys estona (i per tant, fem moltes més coses per hora que abans) i perquè aquesta dinàmica ens fa viure en la sensació que anem accelerats. Conseqüència d'això és que ha canviat la nostra relació amb el present. Vivim en un present continu, no hi ha passat -que fa nosa- ni futur -que és obscur-; vivim en un present en moviment permanent. I aquesta s