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Contra la política representativa.

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La gente a veces tiene opiniones un tanto contradictorias. En el último barómetro de 40dB . sobre democracia publicado en este mismo periódico hay un dato especialmente llamativo. Se observa un apoyo equivalente a dos posiciones que en principio parecen incompatibles. Por un lado, un 63% de los entrevistados está bastante o muy de acuerdo con el siguiente enunciado: “Las decisiones políticas relevantes las deberían tomar los ciudadanos de forma directa, mediante referéndums”. Hay, pues, un apoyo amplio a un autogobierno sin mediación de los representantes. La gente quiere una conexión más estrecha entre las preferencias populares y las políticas públicas. Es una especie de radicalismo democrático. Por otro lado, un porcentaje muy parecido, ligeramente superior, del 66%, da su apoyo a este otro enunciado: “Lo ideal sería que nos gobernara un grupo de expertos con los conocimientos necesarios para tomar las decisiones más beneficiosas para la sociedad”. El gobierno de los expertos (o tec

El que menysprea el moviment woke.

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  En contra de lo que dicen sus   críticos de derechas,   el pensamiento   woke   no es una variante del marxismo. Ningún ideólogo   woke   se acerca ni de lejos a Karl Marx en su nivel de rigor, amplitud y profundidad de pensamiento. Una de las funciones de los movimientos   woke   es desviar la atención del impacto destructivo que el capitalismo de mercado tiene en la sociedad. Desde el momento en que las cuestiones identitarias comienzan a volverse centrales en política, los conflictos entre intereses económicos pierden relevancia. Toda esa cháchara ociosa sobre microagresiones expulsa del debate temas como las jerarquías de clase y la relegación de amplios sectores de la sociedad al paro y la pobreza. Al tiempo que halaga los egos de quienes protestan contra cualquier menosprecio a su cultivadísima autoimagen, la política de la identidad condena a la deshonra y al olvido a muchas personas cuyas vidas son   arrasadas por un sistema económico   que las desecha por no aprovechables. J

Llibertat incondicionada contra sobirania democràtica.

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Si nos está resultando difícil de entender la sociedad contemporánea es porque aparecen en ella ideas, prácticas y estilos de gobierno que no estaban en el repertorio convencional con el que la cartografiábamos. Una de las figuras más desconcertantes es la de ese “autoritarismo libertario” representado por personajes como Trump o Milei. ¿En qué consistiría este autoritarismo libertario y, concretamente, cómo es posible que una concepción extrema del liberalismo adopte formas autoritarias? La explicación está en el concepto que tienen de la libertad, una idea de libertad puramente negativa por la que el individuo se afirma en contraposición a los demás. El autoritarismo libertario procede de una concepción del individuo como ser autosuficiente, competitivo, desvinculado. Se trata de una idea de libertad que rechaza su dimensión colectiva; su carácter autoritario procede del desprecio a cualquier forma de vinculación. El individuo que se opone a las limitaciones cuestiona, implícita o ex

Puritanisme del plaer i puritanisme del dolor.

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“Me han acusado de no ser una mujer. Bien, lo confieso: no soy una mujer. Me han acusado de no ser negro ni homosexual ni pobre ni colonizado. Bien, lo confieso: soy hombre, heterosexual, blanco, de clase media, europeo. Dicho esto, confieso lo más obsceno: he sufrido”. Utilizo este texto del inclasificable Ciro Gonasti para recordar que en cualquier reino y en cualquier lugar, en el mejor de los mundos posibles, en Australia e incluso en el Paraíso, seguiremos sufriendo. Será bonito verlo. “Será bonito” quiere decir que será bonito habitar finalmente un mundo en el que se hayan desactivado el machismo, el racismo, las clases sociales. Pero “será bonito” quiere decir también que, suprimidas algunas de las causas sociales del dolor, será bonito que siga existiendo un mundo en el que aún haya sufrimiento. De hecho, no se me ocurre una perspectiva más catastrofista, una utopía más deprimente que la que fantasea con un mundo de felicidad sin mácula. Porque un mundo sin dolor significa un m

Realitat i ficció en internet.

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La realidad es aquello que corrige nuestras opiniones y hoy todas las opiniones en internet se confirman a través de las mismas opiniones mediante clics. La ficción necesita una actitud humana para ser completa. Por ejemplo, mi interpretación de una película de Almodóvar será diferente de la de un español que conoce otros códigos. Las distintas interpretaciones de una obra de arte son legítimas, mientras que las distintas interpretaciones de la realidad no lo son porque algunas son falsas y otras verdaderas. Es la gran diferencia entre la realidad y la ficción. En internet, realidad y ficción forman un híbrido. Y esa es la nueva situación, sobre todo con la inteligencia artificial. Merkel tenía razón cuando dijo que vivimos en una era posfáctica, el sentimiento es más importante que la verdad. A quienes siguen a Musk, Trump o este tipo de gente no les importa la verdad . El filósofo Harry Frankfurt lo define como bullshit (charlatanería manipuladora): una forma de hablar que no se int

La raó apocalíptica.

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Reanudar, re–anudarse El apocalipsis ya fue, ahora toca “reanimar los centros sensibles” (D. H. Lawrence), “repoblar el mundo de vínculos” (Rita Segato). La razón apocalíptica es pasión de absoluto: solución final, nuevo comienzo radical. Pero el Fin nunca llega, la catástrofe nunca es tan total como esperábamos. Por eso, como decía el filósofo francés Maurice Blanchot, “el apocalipsis decepciona”. Se desilusionan sólo quienes vivieron de ilusiones. Todo o nada, ahora o nunca, victoria o muerte: también la revolución se pensó en el siglo XX como apocalipsis, con resultados desastrosos. Porque no hay Fin, no hay ningún final de la Historia, no hay última palabra, la pelea es interminable: la vida recomienza todo el rato. La temporalidad emancipadora es la del proceso, la del continuo, la de lo interminable. Recomenzar no es repetir, sino partir de lo que hay y crear algo distinto. Toda creación es recreación. Nada de lo que fue está realmente concluido, se puede prolongar siempre. Reani

Abducció i pensament humà.

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La esencia del argumento de Larson para negar que la inteligencia artificial (IA) sea inteligente es que las máquinas carecen de inteligencia general. Esa inteligencia integradora (g) solamente la poseen los humanos. Su idea es que las máquinas deducen e inducen, pero no abducen. Es esa abducción la que está detrás de nuestra inteligencia general. La inteligencia humana resuelve problemas, pero también ‘supone’ (abduce). La inteligencia general que usamos los humanos va más allá de lo que sucede dentro de nuestros cráneos, por muy relevante que eso sea. Esa inteligencia se ramifica a través del contexto en el que vivimos: “equiparar la mente humana con un ordenador no es una actitud científica, sino filosófica.” Charles Sanders Pierce (1839-1914), el ídolo de Larson, se obsesionó con la abducción, facultad que los humanos usamos para unir puntos supuestamente inconexos, para generar hipótesis que puedan llegar a explicar hechos novedosos. Hacemos conjeturas, aunque no sabemos cómo. A