Tipus de violència.
En torno a la palabra violencia circulan tantos intereses, y tan
bastardos, que de vez en cuando conviene reflexionar sobre su
significado. ¿Es violencia, por ejemplo, que el precio de la
electricidad dependa de una subasta? Si tenemos en cuenta que este
invierno muchas familias están pasando frío porque no pueden pagar el
recibo de la luz, quizá ese tráfico de vatios constituya una forma de
violencia atroz, aunque se ejerza desde detrás de una mesa de caoba,
oliendo a Armani y con un sello de oro en el dedo anular. Ahora mismo
hay muchos bebés amoratados, con bronquitis, muchos bebés y muchos
ancianos pasando un frío espantoso debido a los movimientos
especulativos de empresas que actúan prácticamente en régimen de
monopolio. Esta clase de violencia criminal no está incluida en la nueva
Ley de Seguridad Ciudadana, pero hace mucho daño, a veces mata. Nos
escandaliza sin embargo más un contenedor de basura chamuscado. En estos
momentos, hay en las cárceles o en las comisarías chicos y chicas
detenidos porque sí, por reclamar lo evidente o porque pasaban por allí.
Bueno, en el espacio de una columna cabe lo que cabe, pero sobran
ejemplos de violencia institucional. La del precio del gas, sin ir más
lejos. También es violencia, creemos, robar el dinero a los
contribuyentes para entregárselo a los bancos. O amnistiar a los grandes
defraudadores. Un caso de violencia sin límites es la biografía
reciente de Blesa, que mientras hundía Caja Madrid se subía el sueldo y
estafaba a los pequeños ahorradores, y daba órdenes obscenas desde su
Ferrari y sus yates, todo ello sin dejar de matar mamíferos de 400 kilos
con su rifle de 10.000 euros, obsequio de la casa. Al ministro del
Interior le conmueve ver un escaparate roto, pero un escaparate roto,
amigos, es una gilipollez comparado con un correo electrónico de Aznar.
Juan José Millás, Una gilipollez, El País, 17/01/2014
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