El model bio-psico-social de la ment.
Poco a poco va calando en la sociedad la idea, machaconamente repetida, de que un trastorno mental es una enfermedad corporal como otra cualquiera. Así, hay enfermedades del hígado, de la próstata, del bazo….. y del cerebro: los trastornos mentales. ¿Parece lógico no? Las depresiones, los trastornos de ansiedad, las fobias, la locura, finalmente liberadas ya de los pesados lastres de las ciencias sociales, el psicoanálisis, la filosofía…
Sin embargo, las cosas están muy lejos de ser así. Porque el cerebro
en realidad tiene las mismas enfermedades que los demás órganos del
cuerpo: enfermedades vasculares, infecciosas, traumáticas,
degenerativas…y de todas ellas conocemos las causas: déficits de
inmunidad, virus, agresiones ambientales etc. ¿Pero, qué tienen que
ver esas enfermedades, hoy en día muy bien estudiadas, con el hecho de
que una persona comience a pensar que todo el mundo le persigue, o que
no sea capaz de disfrutar de nada en su vida, que se crea Bill Gates o
Steve Jobs (antes se creían Napoleón), o que razone de manera
extraña? Todo eso no tiene que ver con las enfermedades del cerebro que
conocemos bien: los tumores, las infecciones…., entonces, por qué
denominar a esta manera diferente de tomarse las cosas de la vida,
enfermedades del cerebro? Parece muy poco riguroso. En todo caso
estaríamos ante algo muy diferente, algo que pertenece a otra categoría
de fenómenos, que en primer lugar deberíamos comprender en profundidad
antes de clasificarlo sin más como “enfermedades del cerebro”
Como señala Foucault, con su radicalidad característica: por qué el
médico tiene el poder para juzgar y diagnosticar sobre el
funcionamiento, extraordinariamente complejo por cierto, de la razón
humana? Al menos deberá hacerlo a nivel interdisciplinar, no? Y encima
el DSM, el manual de referencia de la psiquiatría oficial presume, como
gran avance, de ser ateórico !!
Es cierto que el funcionamiento mental reside en el cerebro -en
alguna parte tendrá que estar- pero eso no quiere decir que sus
disfunciones y alteraciones sean enfermedades médicas, similares a las
enfermedades de los otros órganos. En el funcionamiento mental serían
fundamentales las propias características de los procesos y leyes
psicológicas, así como los procesos sociales en los que se halla inmersa
la persona. Frente al modelo bio-bio-bio que se nos quiere imponer, el
modelo bio-psico-social.
En realidad la propia psiquiatría oficial es consciente de este
problema y no se atreve a hablar de enfermedades mentales. Utiliza el
término “trastorno mental”, tal como hace el DSM. ¿Pero que es en
realidad un trastorno mental? Nadie lo sabe, es un concepto vago,
melifluo, que cada cual interpreta como quiere, pero que en la práctica
se ha convertido en un eufemismo para no decir enfermedad, pero de modo
que se sobreentienda. No deja de ser curioso que en medicina no se
hable de los tumores digestivos como trastornos. Se les denomina
directamente enfermedades.
Considero que es mucho más coherente considerar los trastornos
mentales no como enfermedades del cerebro, sino en la línea de la
psicología y la psiquiatría evolucionista, entenderlos como
dificultades de integración de los funcionamientos mentales puestos en
marchar para la adaptación al entorno y muy especialmente a las
relaciones personales.
Soy consciente de que profundizar en todos estos aspectos requeriría
mucho más espacio del que me permite este artículo, pero considero al
menos que es urgente ser críticos con la idea de que el trastorno
mental es una enfermedad corporal más, como una infección o un tumor.
Joseba Achotegui, ¿Los transtornos mentales son enfermedades del cerebro?, Público, 12/01/2013
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