L'aposta de Pascal.
Blaise Pascal |
… nunca llegaremos a conocer lo desconocido ya que, por
definición, es desconocido. Sin embargo, siempre podemos imaginar cómo podría
afectarme, y sobre este hecho debería basar mis decisiones.
A esta idea se la suele llamar erróneamente la apuesta de
Pascal, por el filósofo y matemático (reflexivo) Blaise Pascal. Éste expuso algo así: no sé si Dios existe, pero sé
que nada tengo que ganar por ser ateo si no existe, mientras que tengo mucho
que perder si Dios existe. Así pues, esto justifica mi creencia en Dios.(..)
(Aparte de las cuestiones metafísicas que plantea el
argumento) la idea que se esconde detrás de la apuesta de Pascal tiene unas
aplicaciones fundamentales fuera de la teología, pues lleva consigo toda la
idea del conocimiento. Elimina la necesidad de entender las probabilidades de
un suceso raro (el conocimiento que podamos tener de ellas tiene unas
limitaciones fundamentales), y por tanto podemos centrarnos en las
compensaciones y los beneficios de un suceso cuando tiene lugar. Las
probabilidades de los sucesos raros no son computables; el efecto que un suceso
produce en nosotros es considerablemente más fácil de afirmar (cuanto más raro
sea el suceso, más confusas serán las probabilidades). Podemos tener una idea
clara de las consecuencias de un suceso, aun en el caso de que no sepamos la
probabilidad de que ocurra. Desconozco las probabilidades de que se produzca un
terremoto, pero puedo imaginar cómo afectaría a San Francisco si se produjera.
Esta idea según la cual para tomar una decisión tenemos que centrarnos en las
consecuencias (que podemos conocer) más que en la probabilidad (que no podemos
conocer) es la idea fundamental de la incertidumbre. (…)
Sobre esta idea se puede construir toda una teoría
general de la toma de decisiones. Todo lo que hay que hacer es mitigar las
consecuencias. Como dije antes, si mi cartera de valores está expuesta a un
crac de la Bolsa, cuyas probabilidades no opuedo computar, todo lo que tengo
que hacer es disponer de un seguro, o salirme de la Bolsa e invertir las
cantidades que no estoy dispuesto a perder en modo alguno en valores menos
arriesgados. (II, cap. 13, pàgs. 306-307)
Nassim Nicholas
Taleb, El cisne negro. El impacto de lo altamente
improbable, Círculo de lectores, Barna 2008
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