Déu és només una idea creada pel cervell.
Nuestro cerebro tiene la capacidad de
construir ideas. Usted sabe que tiene una idea de caballo que no concuerda con
ninguno de los caballos que existen. Después de ver muchos caballos y por el
aprendizaje, los códigos neuronales del cerebro son capaces de crear una
especie de patrón en el que encajan todos los caballos. Esto es un abstracto,
una idea, esa esencia inteligente, como la llamaría Platón. Ahora bien, esa
idea de caballo cobra realidad cada vez que ve un caballo concreto, que cada
vez es diferente. Y lo mismo pasa con todo. Nacemos con patrones que crean esas
ideas, que constituyen la esencia del lenguaje humano. Y, gracias a ellas,
podemos comunicarnos tan rápidamente con los demás sin bajar 'a los concretos',
utilizando los abstractos.
Como todas, la de Dios es una idea creada
por el cerebro; pero nunca cobra realidad porque Dios no está en el mundo. Si
tratamos de encontrar en la realidad un reflejo de la idea de Dios, nos damos
cuenta de que no existe. El mundo no alberga nada que encaje con la idea de
Dios que tengo en mi cabeza. Por eso, Dios es solo una idea.
La única manera que han tenido las
religiones de sustanciar la existencia de Dios es hacerlo real, traerlo al
mundo. ¿Cómo? Haciéndolo renacer tras la muerte, como en el cristianismo, o con
apariciones sobrenaturales en tiempos bárbaros de la Historia, como diría David
Hume. Respecto a los libros sagrados, ¿quién los ha escrito sino un ser humano?
Los dioses, únicos o no, son el corazón de la identidad de los pueblos en su
nacimiento. ¿Qué es lo que cuentan los libros sagrados? Que Dios estuvo en la
Tierra, o apareció, o le dijo a alguien algo... Y así cada dios fue cobrando
una identidad y una realidad a través de la memoria de los pueblos. Libros
escritos en los tiempos del pensamiento mágico. Hoy, la Biblia no tiene ningún
valor como prueba fehaciente de que haya existido una divinidad. Una cosa es
evidente, si hoy entra alguien por la puerta y dice que acaba de hablar con
Dios o que por la noche le visita, sin duda, pensarás que sufre algún problema
mental.
Dios se ha diluido ante el análisis y la
aplicación del método científico. Hemos pasado del pensamiento mágico al crítico.
Pensamiento mágico es el que no relaciona de modo riguroso causa y efecto. Hay
un ejemplo que lo explica muy bien. Llega un explorador a una tribu, le reciben
bien, y se desata una tormenta que mata a varios miembros de la tribu. Al cabo
de un tiempo, regresa y vuelve a pasar lo mismo. Pero, a la tercera visita, el
jefe se para a pensar y manda matar al explorador nada más asomar la cabeza. ¿Por
qué? Porque trae consigo espíritus malignos que provocan tormentas que matan a
gente de la tribu. Eso es pensamiento mágico. Causas que no son tales. Lo sobre
natural nace porque traemos en el cerebro códigos que alimentan la idea de la
sobrenaturalidad.
(La evolución parece que ha favorecido
estas explicaciones). Si a un niño le explicas que las flores surgen de las
semillas, no te preguntará luego qué hace o cómo se hacen las semillas, sino
'quién' las hace. Eso es pensamiento animista. A lo largo de la evolución, se
ha seleccionado el animismo porque ha tenido un valor para la supervivencia.
Cuando surgen la agricultura y la ganadería, el hombre comienza a tener tiempo
para charlar y preguntarse por el origen del rayo, por ejemplo. Y empieza a
pensar que esa fuerza tan tremenda, que está fuera de él y él no ha hecho, solo
puede haber sido hecha por alguien como él, pero que no se ve, que está escondido,
que es sobrenatural. O ahí está el caso del Sol, que, de repente, se esconde
durante días o semanas, y la cosecha se pierde. ¿Quien dudaría sin más
referencias de que el Sol es un ser sobrenatural que está castigando a los
hombres?
El mundo hasta hace unos 5.000 años fue
claramente politeísta. El dios universal es una idea que no tiene más de 4.400
años, cuando Akenatón instituye a Atón como única divinidad. Ahí entró el
monoteísmo, la idea de un dios universal, en la Historia. Luego, posiblemente,
los autores del Pentateuco se apropiaron de ella porque un grupo unido por un
solo dios es más fuerte, más cohesionado y más capaz de defenderse. Ése es el
gran valor de la religión. ¿Pero cuál es su sustrato último?
Lo que sí está claro es que la ciencia no
da ninguna respuesta. Por eso, la religión tiene todavía un puesto muy prominente
en la vida del ser humano. Desde la ciencia solo nos queda hacer lo que el bíblico
Moisés: andar el camino con la única meta de hacerlo lo mejor posible para el
grupo. El sentido de la vida, de la tuya y de la mía, está en el grupo. Desde
que el hombre es hombre, fuera del grupo está muerto.
Francisco Mora, "Dios es solo una idea creada por el cerebro", extracto de la entrevista realizada por L. A. Gámez, El Correo, 23/02/2012
Francisco Mora, "Dios es solo una idea creada por el cerebro", extracto de la entrevista realizada por L. A. Gámez, El Correo, 23/02/2012
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