Evolució i ciència econòmica.
Las relaciones entre la ciencia de la evolución y la ciencia
de la economía siempre han sido, desde luego, muy estrechas. El mismo
Darwin empleó conscientemente el lenguaje de la economía política para
dar cuenta de la “economía de la naturaleza”, expresión que emplea
varias veces en El origen de las especies, junto con varios
términos que parecen sacados de los textos de Smith, Malthus o Ricardo:
“competencia por la supervivencia”, “división del trabajo”,
“especializadión de funciones”. De hecho, en tiempos de Darwin la
“evolución cultural” era un concepto ya conocido en lo que llamaríamos
ciencias humanas (desde dos diferentes perspectivas, ver Friedrich
Hayek, La fatal arrogancia o Marvin Harris, El desarrollo de la teoría antropológica).
Lo que hizo Darwin fue extender esta visión desde el mundo humano al
mundo natural, introduciendo el concepto de “selección natural” como
fuerza capaz de estabilizar el crecimiento de las poblaciones naturales
en un mundo de recursos escasos.
Según
David Sloan Wilson, profesor de antropología y ciencias biológicas en
la universidad de Binghamton hoy estamos ante una nueva “oleada”
de pensamiento evolucionista que volverá a vincular la evolución con
los asuntos humanos, la economía, y las políticas, esta vez superando el
escepticismo inicial sobre la capacidad del pensamiento evolucionista
para explicar “toda nuestra rica diversidad cultural y conductual”. Este
escepticismo en parte se fundamentaba en los estrechos vínculos que
desarrollaron los primeros evolucionistas entre su ciencia y posiciones
ideológicas específicas, como el liberalismo extremo de Herbert Spencer,
o en visiones supuestamente “supremacistas” que afirmaban la
superioridad de los “civilizados” sobre los “salvajes”. Cabe recordar
que hoy en día la psicología evolucionista,
disciplina que intenta comprender la mente humana en el marco de la
evolución, todavía recibe críticas similares basadas en supuestas
conclusiones morales o ideológicas.
¿Podemos entender realmente los asuntos que nos afectan más
directamente en el marco de la evolución biológica? ¿Puede ayudarnos la
evolución incluso a tomar mejores decisiones políticas? Wilson piensa
que sí, y que el estudio moderno de la coevolución biocultural y de la
genética humana permitirá superar los “fracasos del pasado”. Dentro de
la nueva “oleada” la evolución podría “desempeñar la función de marco
teórico general para la economía y para las políticas públicas, del
mismo modo que la ciencia biológica”. Más en concreto, Wilson propone
volver a aplicar las “cuatro cuestiones” de Niko Tinbergen, tal y como
aparecían en el clásico artículo de 1963 “Los métodos y propósitos de la
etología”: “En su tiempo, la idea de que un rasgo conductual como la
agresión podría estudiarse del mismo modo que la cornamenta del ciervo
no era aceptada ampliamente. Tinbergen mostró las cuatro cuestiones que
necesitaban ser planteadas para explicar completamente cualquier
producto de la evolución: su función, historia, mecanismos y
desarrollo.”
Esta propuesta está ampliamante explicada en un número especial de la revista Economic Behavior and Organization editadoa por David Sloan Wilson y sus compañeros, y está disponible líbremente en la página de The Evolution Institute.
TC, Darwin y la ciencia económica, Cultura 3.0, 06/07/2013
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