True Detective: la batalla entre la llum i la foscor.
Han aparecido las primeras listas con las mejores series de todos los tiempos donde ya se incluye a True Detective. Aparece directamente en el número dos, detrás de Breaking Bad. Yo no soy nada competitiva y no voy a comentar la legitimidad del orden de la lista, pero voy a hablar de True Detective. Quiero decir cosas que hasta ahora no se han dicho. Sí, todo un atrevimiento.
1.- La situación de partida de Breaking Bad era endiabladamente buena, pero no contiene un personaje con la enorme capacidad de arrebato que tiene Rustin Rust
Cohle (Mathew McConaughey). El espectador sabe desde el primer plano
que la relación que surge con él es para toda la vida. Siempre será un
lugar de referencia, siempre habrá que revisarlo, siempre encontrarás
algo nuevo, escondido en cada plano, en cada dialogo, en cada gesto. Se
ha criticado en algunas publicaciones lo ininteligible del acento
texano, pero lo que hace Mathew con su voz en esta serie es de otra
galaxia: ese susurro mortecino, pasará como uno de los mejores trabajos
que ha realizado un actor en la historia de la ficción americana.
2.- Desde el principio te das cuenta
que la serie es una propuesta diferente: el tempo, la inmejorable
factura, la cabecera, la música, el casting, los actores, la
iluminación, la dirección artística, las localizaciones en Louisana y
New Orleans, el director de la serie, Cary Fukunaga,
la dosificación de la información, la sorpréndete estructura con esa
dos líneas temporales, 1995- 2002, esos policías negros que interrogan a
los dos protagonistas, dos ex-policías blancos, la forma de visualizar
la mentira, los pactos de supervivencia de los protagonistas, de la
policía, las contradicciones humanas de todos los personajes implicados
en la trama, las referencia literarias; pero por encima de todo esto,
sobresale con una eficacia deslumbrante, el momento que se borran las
dos líneas temporales. El pasado muere delante de los ojos del
espectador y solo queda la incertidumbre del presente. En esa memorable
secuencia donde los dos protagonistas se encuentran en la carretera. A
partir de ese momento, como en la vida, no sabremos lo qué va a ocurrir.
Hasta entonces, pasará lo que pasará, sabíamos que seguían vivos.
Otro inspirado acierto, es dejar tener al espectador la intuición de
quien es el asesino antes que ninguno de los policías. Sí, las dos
parejas de policías se cruzan en la investigación con el culpable, pero
ninguno de ellos lo percibe. La primera vez el espectador tampoco lo
intuye, en la segunda surge lo sospecha. Esa sospecha hace más grande el
dolor de Rust cuando se da cuenta que se cruzó con él al principio de la investigación y hace mucho más grande que sea Martin Hart (Woody Harrelson),
el hombre que no quiere apartarse ni un ápice de la vida común de clase
media, quien lleve a la pista definitiva para descubrir al asesino en
serie.
Pocas series han visualizado tan bien
la pobreza en América. Es demoledor comparar la casa, los
electrodomésticos, el interior de la nevera de la familia de Martin con
las casas de las víctimas, de los sospechosos, de los ciudadanos
desprotegidos del estado de bienestar social. Sinceramente, creo que
nadie ha mostrado las consecuencias de la corrupción, del fin del estado
de bienestar o la ausencia de él, como las series americanas. Algunas
veces crees que estás viendo el sueño de un ideólogo neoliberal.
3.- Nadie ha visualizado al monstruo humano con la contundencia de True detective. Ese discurso de Rust sobre
la conexión final entre víctima y asesino, esa afirmación sin ninguna
estridencia sonora; “…al final, cuando se dejan ir, ven al monstruo”,
mezclado con esa aparición en imagen de un hombre extraño, en
calzoncillos, con algo colgando de su rostro. Las primeras apreciaciones
de esa visión, te hacen pensar en una alcachofa de gas butano, o una
mascarilla de oxígeno, una trompa de elefante o incluso en un pene mal
situado. Adquirimos la consciencia de tener la suerte de ver al
monstruo sin tener que morir. Es brillante, probablemente el mejor final
de capítulo de toda la primera temporada.
4.- Estamos tan acostumbrados a pensar
en la vida cotidiana sin perspectiva; paro, trabajo estrés,
manifestaciones, prensa, terrorismo… que olvidamos donde estamos
ubicados, y estamos ubicados en el centro de una batalla entre la luz y
la oscuridad. True Detective es el relato de esa batalla. Una
batalla que está en todas partes, en el universo, en la física, en
nuestras contradicciones, en el sexo, en nuestras vidas, en la vida de
nuestros protagonistas. Rust tiene un cerebro prodigioso que lo
capta y lo sufre. El personaje está tan bien escrito y tan bien
interpretado que consigue que te pongas en su piel para darte cuenta que
hay gente que ayuda a los demás desde cualquier lugar, incluso desde
una iglesia, pero hay gente que se esconde entre la palabra de Dios para
acercarse a seres vulnerables, abandonados a su suerte y caen como
moscas ante ese ejercito de depredadores sexuales, asesinos en series,
camellos, explotadores sin escrúpulos, o adoradores del diablo. Duele
tanto verlo. Nuestros dos protagonistas, derrotados en sus vidas
personales y profesionales, abandonan la policía. Rust decide
mirar hacia otro lugar ante la dimensión de la batalla, se sabe
insignificante. Martin se va porque no puede soportar ver más
atrocidades entre humanos, pero su derrota no es definitiva, es una
forma de crecer y rearmarse para regresar a la guerra con una
posibilidad de victoria.
5.- Nuestros protagonistas preparan
minuciosamente la batalla. Son conscientes que pueden perder, saben que
será una lucha a vida o muerte. Vestir a Rust en esa situación
con una inmaculada camisa blanca, sin chaqueta, es un gran acierto.
Parece tan puro, tan atractivo, tan masculino.
Herido, casi moribundo, le vemos, en un plana lejano, yacer a en la
cama de un hospital a través de un cristal que distorsiona ligeramente
la imagen, luego entramos en la habitación y le seguimos viendo,
manteniendo la lejanía, el pelo suelto, las heridas en su rostro, y por
un momento te acuerdas de Jesús. No como un Dios tradicional. El
paralelismo es entre hombres que tienen la capacidad de ver la lucha
entre la luz y la oscuridad. Dos hombres que representan a todos los
hombres que luchan por agrandar la luz, aun poniendo en peligro su
propia vida. Brutal, por favor, deténganse especialmente en esta
fotografía o mejor revisen el capítulo final y véanlo con sus propios
ojos.
6.- Y aparece Howard Hawks. Sí, sé que
lo han hecho otros, pero nadie ha reflejado la camarería y la amistad
entre hombres como él. Hawks decía que no había nada tan divertido como
tratar a dos hombres como un matrimonio de larga duración cuidándose
entre ellos. La sonrisa solía surgir al feminizar a uno de los hombres;
lo hizo en casi todas sus películas de aventuras y en los western.
Cuando Martin y Rust resuelven el caso y se
convierten, por fin, en amigos, la serie da un giro maravilloso hacía la
comedía, haciendo un hermoso guiño a Hawks. Martin y Rust son
una pareja de hombres, solos, heridos, pero supervivientes que se
tienen uno al otro para afrontar el resto de su vida. Casi lloré, no
podía creer que alguien resucitara con tanta fortaleza el espíritu de
Hawks.
Rosa Blas Traisac, True Detective (Ecos), fronteraD, 24/03/2014
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