El rostre es llegeix més que es veu.
by Vania Comoretti |
El verdadero rostro no se reduce a la fisonomía. Implica el cuerpo,
la palabra y el obrar. Es asimismo gesto. No solo cara. Se dice que esta
es espejo del alma, de la mente, del espíritu… Es necesario confiar en
los espejos. Y desconfiar de ellos. Son tan elocuentes como silenciosos.
No ven, Vemos. No miran, miramos nosotros. Entonces, más bien la mirada
refleja la energía, el ánimo, el ánima. Se diga de una u otra forma, la
cara no se reduce al cuerpo del que forma parte. Por eso no es tan
accesible como parece. Ni siquiera la propia para uno mismo.
Ya la expresión “verdadero rostro” es problemática. Más bien
consistimos en una sucesión de caras que, en esa medida, son máscaras
tras las cuales no se oculta un rostro auténtico. El relato
de todas ellas, la relación que las vertebra y articula, lo
constituiría, así como un libro trama las diversas páginas. Pero
entonces no basta ver. Es preciso leer. El rostro más se lee que se ve.
No es, sin embargo, por tanto, puro resultado de una construcción.
Ángel Gabilondo, El verdadero rostro, El salto del Ángel, 18/03/2014
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