Conèixer la realitat amb les idees.
La relación de nuestra mente con las cosas consiste en pensarlas, en
formarse ideas de ellas. En rigor, no poseemos de lo real sino las ideas que de
él hayamos logrado. (…) Con las ideas, pues, vemos las cosas, y en la actitud
natural de la mente no nos damos cuenta de aquéllas, lo mismo que el ojo al
mirar no se ve a sí mismo. Dicho de otro modo, pensar es el afán de captar
mediante ideas la realidad; el movimiento espontáneo de la mente va de los
conceptos al mundo.
Pero es el caso que entre la idea y la cosa hay siempre una absoluta
distancia. Lo real rebosa siempre del concepto que intenta contenerlo. El
objeto es siempre más y de otra manera que lo pensado en su idea. Queda ésta
siempre como un mísero esquema, como un andamiaje con que intentamos llegar a
la realidad. Sin embargo, la tendencia natural nos lleva a creer que la
realidad es lo que pensamos de ella, por tanto, a confundirla con la idea,
tomando ésta de buena fe por la cosa misma. En suma, nuestro prurito vital de
realismo nos hace caer en una ingenua idealización de lo real. Esta es la
propensión nativa, “humana”.
José Ortega y Gasset, La
deshumanización del arte, Planeta-Agostini, Barna 1985
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