Sentiments contra la visió algorítmica de la vida.



La visión de la humanidad se está convirtiendo cada vez más en una visión algorítmica. Todo opera de acuerdo a códigos, ya sea genético o los códigos de sistemas de computación. La noción de la computación es muy dominante en la cultura y es la razón por la que he insistido en el hecho de que no se da suficiente valor a los sentimientos. El motivo por el que no se les da importancia es porque no se les considera fuente de cultura. Hace unos años, durante un mes estuve preguntando a amigos y colegas sobre el origen de la cultura. ¿Por qué desarrollamos las artes, la ciencia, la tecnología, los gobiernos? Las respuestas eran que, obviamente, porque somos muy inteligentes, porque tenemos una gran capacidad intelectual, porque tenemos habilidad para comunicarnos con lenguaje. Ni una sola persona dijo que era por la motivación que recibimos a partir de nuestro sistema de creencias. Creo que ha pasado desapercibida la idea de que los sentimientos de dolor o sufrimiento o de intentar estar bien motivan todo la creación de esas prácticas e instrumentos de la cultura.

Y luego es verdad que el intelecto es extremadamente importante, porque si vas a inventar un refugio o ropa, o medicina para tratar el sufrimiento, tienes que saber aplicar tu intelecto. Pero estás haciendo todo eso porque tu sistema te pide que lo hagas a través de los sentimientos. La medicina se inventa porque hay dolor y el doctor te da una medicina. ¿Cómo sabéis tú y el doctor que la medicina está funcionando? Lo sabemos porque el dolor desaparece y el sentimiento de dolor desaparece y aparece otro que es el de bienestar. Así que son los sentimientos los que nos ayudan a interpretar el efecto del agente cultural.

La cultura funciona por un sistema de selección parecido al de selección genética excepto que lo que está siendo seleccionado es un instrumento que ponemos en práctica. Los sentimientos son un agente en la selección cultural. Creo que la belleza de la idea está en ver los sentimientos como motivadores, como un sistema de vigilancia, y como negociadores.

Siempre tenemos unos sentimientos con los que negocia nuestra razón. Esta idea de que los sentimientos fueron una parte de la historia y entonces a partir de cierto punto te vuelves racional y vas a dirigir el mundo con la razón no tiene sentido. Si te digo que he decidido que este mundo va a ser mucho mejor si haces esto y lo otro para que lo aceptes y lo hagas, vas a preguntar: ¿Por qué tengo que hacerlo? La resistencia a las imposiciones es parte de nuestra naturaleza, rechazamos los dogmas. Así que la negociación de la razón a través del afecto es necesaria. Somos criaturas afectivas y eso no va a desaparecer.

La inteligencia artificial opera en el mundo del intelecto. Es un mundo muy preciso, pero nosotros somos mucho más blandos, operamos en un mundo de vida vulnerable. Si vas a Silicon Valley y hablas con esa gente, no se ven a sí mismos y no ven a otros, son muy buenos con las matemáticas y con la computación y piensan que todo el mundo es código. Pero no lo es. Un ordenador no tiene enfermedades, no se va a resfriar, no va a tener cáncer. Nosotros estamos hechos de un material muy vulnerable. Si sales a la calle y cruzas con un semáforo en rojo y un coche te golpea te rompes los huesos y puedes morir. El sentido de si la vida está siendo buena o mala se expresa a través de los sentimientos. Los sentimientos expresan mentalmente si la homeostasis está funcionando o no y eso no lo puedes tener en un ordenador a menos que crees un cuerpo para el ordenador. Por eso, cuando alguien plantea que va a cargar su conciencia en un ordenador, pregunto si va a cargar también un cuerpo. Porque si no cargas también tu cuerpo, no vas a ser tú. Será un ordenador con tus ideas, pero no tendrá tus sentimientos.

Daniel Mediavilla, entrevista con Antonio Damasio: "La gente, estadísticamente, está mejor, pero hay una tremenda cantidad de sufrimiento individual", El País 01/04/2018

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