Què és el que està en el nostre poder per ser feliç?
Contra la mirada trágica del Sileno, la tradición socrática instala en el discurso filosófico y religioso de Occidente un ideal de autonomía, autarquía y gobernabilidad
de acuerdo con el cual todo saber, toda felicidad y, en última instancia, todo poder sobre uno mismo y sobre el
mundo se identifica con la disciplina ascética y dinámica
del autogobierno, con un ejercicio reflexivo que, mediante argumentos racionales, permite reducir al máximo la
exposición del ser humano a todos aquellos factores que
están más allá de su alcance. O mejor: con un ejercicio
reflexivo que permite no ya reducir la exposición (en sí
misma ineludible) del hombre al orden de la exterioridad,
sino diluir su influencia, su peso y su significado en la configuración de la propia vida. Reducir la vulnerabilidad del
agente moral, por tanto, gracias a la construcción de una
región interior y una fortaleza inexpugnable, una ciudadela y un imperio (moral) dentro del imperio (natural)
que nos haga inmunes a las embestidas del azar, la naturaleza, el destino o los dioses: figuras del sometimiento
y máscaras todas de lo intratable. En este panorama, la
pregunta que debe interesar a la estirpe de Prometeo parece evidente: ¿qué depende de nosotros? ¿Qué es lo que
está realmente en nuestro poder? Si consiguiéramos delimitar el perímetro de nuestra fuerza y atenernos escrupulosamente a sus límites, entonces, como escribe Epicuro
al final de su Carta a Meneceo (1), podríamos vivir como
dioses entre los hombres porque habríamos aprendido a
no desear nada que no dependa de nosotros mismos. No albergaríamos temor alguno en nuestro corazón. No temblaríamos de deseo ni tendríamos miedo alguno y no seríamos nunca esclavos sino auténticos soberanos que,
inmunes a los avatares de la naturaleza, el dios o el emperador, han habilitado un espacio interior de libertad y
de fuerza inviolable. Una fuerza inextinguible. Si pudiéramos delimitar el perímetro del poder que naturalmente
nos corresponde y respetar sus límites, habríamos comprendido que una vida sin examen no merece la pena ser
vivida (2)y sabríamos, por fin, responder a la pregunta de
Platón, inmensa y minúscula como el Aleph de Borges:
¿cómo vivir? (3) ¿Cómo aprender a distinguir entre un bien
real y un bien aparente? (4).
Iván de los Ríos, Un leproso armado contra el placer de vivir, en El combate por la felicidad. Séneca vs La Mettrie, errata naturae, Madrid 2018
(1) «Estos consejos, y otros similares, medítalos noche y día en tu interior y en compañía
de alguien que sea como tú, y así nunca, ni estando despierto ni en sueños, sentirás tur-
bación, sino que, por el contrario, vivirás como un dios entre los hombres. Pues en nada
se parece a un mortal el hombre que vive entre bienes imperecederos», Carta a Meneceo
135 y ss., op. cit., p. 65.
(2) Apología de Sócrates 38 5-6
(3) Gorgias 500c 1-5; República 352 d 6
(4) Protágoras 354 a-d; 356 b 5-8: Eutidemo 278 e 3-280b 6; Gorgias 464 d 1-465 2
(2) Apología de Sócrates 38 5-6
(3) Gorgias 500c 1-5; República 352 d 6
(4) Protágoras 354 a-d; 356 b 5-8: Eutidemo 278 e 3-280b 6; Gorgias 464 d 1-465 2
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