La visió és activa, no passiva.
Sin duda ha visto alguna vez
algún dibujo de un cubo. Este cubo es un ejemplo de estímulo “multiestable”; es
decir, una imagen que se mueve hacia delante y hacia atrás entre diferentes
percepciones. Escoja lo que percibe como la cara “delantera” del cubo. Si mira
el dibujo durante un momento, observará que a veces la cara delantera parece
convertirse en la trasera, y la orientación del cubo cambia. Si sigue mirando,
volverá a ser la trasera, y se alternarán las dos percepciones de la
orientación del cubo. Se da aquí algo
sorprendente: nada ha cambiado en la realidad, con lo que el cambio ha tenido
lugar en su cerebro. La visión es
activa, no pasiva. El sistema visual tiene más de una manera de interpretar el
estímulo, de manera que va y viene entre las diversas posibilidades. El mismo
tipo de inversiones puede verse en la ilusión cara-jarrón: a veces percibe las
caras, y a veces el jarrón, aunque nada ha cambiado en la realidad. Simplemente
no se pueden ver las dos al mismo tiempo. (43)
David Eagleman, El cerebro.
Nuestra historia, Anagrama, Barcelona 2017
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