De la majoria vulgar a la majoria selecta.
| Bad Bunny |
Yo divido la cultura en tres etapas: minoría selecta, mayoría vulgar y mayoría selecta. Desde el origen de los tiempos hasta el siglo XX estuvimos regidos por una minoría selecta. Es decir, había un grupo pequeño de hombres blancos con derecho a opinar. Ahora estamos en la segunda etapa, la de la mayoría vulgar. La mayoría vulgar es mejor que la minoría selecta, que era discriminatoria y contraria a los principios de igualdad. Que todo el mundo pueda tener un perfil en una red social y una opinión sin perjuicio de su posición en el mundo es un progreso civilizatorio maravilloso y realiza el principio cultural de la igualdad. Esto no significa que todas las opiniones tengan interés. Es más, la inmensa mayoría de las opiniones seguramente carezcan de interés. Se ha ampliado enormemente el numero de personas que participan de la conversación global, pero no la calidad de la conversación. Pero soy optimista. Estamos pendientes de transformar la mayoría vulgar en mayoría selecta.
La música de Bad Bunny tiene algo de regresión a cierto primitivismo orgánico, rítmico, casi tribal. Tiene atractivo: es colectivo, es sensitivo, es fácil de retener, casi no hay mediación del lenguaje, crea una comunión sin apenas sofisticación, apela a la espontaneidad del cuerpo, del ritmo del corazón, de la piel. Cuando se besan por primera vez la igualdad y la libertad, nace la vulgaridad. La vulgaridad me parece un clarísimo progreso moral respecto a la minoría selecta del pasado en virtud de la cual había dos dignidades: una minoritaria y otra mayoritaria. Ahora todos somos iguales y libres. Así nace la vulgaridad, que yo defino como la espontaneidad no educada. La música de Bad Bunny es vulgar, pero en un buen sentido. La vulgaridad es señal de un progreso moral extraordinario. Ofende al buen gusto, pero da un tributo a la justicia.
Martín Bianchi, entrevista a Javier Gomá Lanzón: "No estoy tan lejos de María Pombo. Leer libros no nos hace mejores", El País 01/12/2025
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