L'excepcionalitat com a forma de govern.




La excepcionalidad permanente es una forma de gobierno. La normalización de la crisis para gobernar la crisis que es este estado de excepción permanente es la mejor manera de reapropiarse de las soberanías por parte de quien puede hacer de la crisis su monopolio.

Una manera de mantener una crisis como crisis, atada y neutralizada en todo aquello que podría abrir, es convertirla en una situación represiva, que sitúa cualquier respuesta sólo en el terreno de la antirrepresión, teniendo que dedicarle todo su tiempo, dinero, miedos y relaciones. Lo que nos debería preocupar no son las derivas de supuesta radicalización, sino que se está construyendo un concepto de violencia que incluye la no violencia, cualquier tipo de acción colectiva que plantee cualquier tipo de crítica al orden establecido, en la palabra, la reunión o la acción. Es muy preocupante, porque resignifica el espacio de lo político a un nivel que no nos podíamos imaginar.

Josep Massot, entrevista a Marina Garcés: "Barcelona ya no genera convivencia", La Vanguardia 09/04/2018

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