Treballar l'ideal de fraternitat.
Este es el mejor de los mundos posibles, esa imagen leibniziana es una afirmación metafísica tan difícil de sostener, y en todo caso de asumir hoy, que no me muevo en esta esfera. Mi perspectiva es más modesta. Yo diría, como la mayoría de la gente, que hay mucho sufrimiento, y oscuridad, y dolor extremos, hay una situación conflictiva… pero también hay luz o una claridad intermedia que me gusta describir como muy habitable. Hay calidez, hay abrazos, hay fraternidad. Esto no es solo discurso, es pura realidad. O sea, son “afueras” paradójicas. De los tres ideales de la Revolución Francesa, el de la fraternidad hay que trabajarlo, ver las posibilidades de extenderlo entre las personas. No hablo de un optimismo leibniziano. Hablo de algo real, algo vivo. Además, fíjese en este aspecto importante: cuando la fraternidad se extiende, se vive más. En situaciones de agradecimiento, de amistad, la vida se intensifica; no digo que se alargue, pero eso es lo que literalmente da sentido a la vida, porque la intensifica.
Ignacio Vidal-Folch, entrevista a Josep María Esquirol: "Los infinitivos de la vida se reducen a dos: amar y pensar", El País 20/04/2018
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