La neurociència contra les ideologies.
¿Sería conveniente prescindir, de una vez por todas, de los pugilatos entre idearios políticos? ¿Cabe imaginarse una sociedad próspera, avanzada y abierta al contraste de todo tipo de iniciativas y de fórmulas de gobernanza sin recurrir a la confrontación de doctrinas o de idearios? ¿Ha llegado ya el momento de suprimir el bombardeo de consignas, buenos propósitos y objetivos espléndidos, como procedimiento para evaluar a los aspirantes a dirigentes y a sus programas? Parece una propuesta insensata dado el interés y el arrastre que suelen tener los litigios político a base de lanzar proclamas, pregonar eslóganes y atizarse, de continuo, con improperios y mandobles verbales. El espectáculo parece no tener rival, aunque quizá convendría ponderar posibles alternativas.
Me interesa explorar en concreto la potencialidad tóxica de algunas ideas-matriz que se consideran esenciales y sacrosantas, y que nutren casi todos los discursos políticos en el foro democrático.
Voy a formular el propósito principal del presente ensayo de manera sencilla: ¿estamos usando unas ideas-matriz demasiado simples o esquemáticas y, en el fondo, falsas, para cimentar los contrastes solventes en el mercado de las opciones políticas en democracia? ¿Generan más prejuicio que beneficio algunas de las nociones o proposiciones que tenemos como pilares imprescindibles de los sistemas democráticos? Ese es el ámbito de trabajo.
Voy a dedicar esta incursión a desmontar el fulgor, a menudo excesivo o contraproducente, de los grandes principios republicanos y a sugerir, asimismo, propuestas para enmendar o atenuar la fuerza de esas nociones sacralizadas. Enmiendas destinadas, sobre todo a completar esos principios "intocables" con propuestas de naturaleza pragmática. A intentar sustentar los propósitos y la ideación motivadora de la acción política recurriendo a los hallazgos empíricos firmes. Es decir, aplicando criterios científicos siempre que resulte posible.
Para aproximarme al tema recurriré, sobre todo a los datos de la psicología política y la neurociencia social. Usaré esos frentes de indagación para discutir la génesis, la pertinencia y las funciones benéficas, así como las distorsionadoras, las ofuscadoras o las directamente tóxicas, de esas grandes nociones o ideas marco.
Adolf Tobeña, Neuropolítica. Toxicidad e insolvencia de las grandes ideas, Economía Digital, Barcelona 2018
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