Quin és el paper de la consciència?
La idea de la consciencia como espacio de trabajo global neuronal fue
formulada por primera vez por el psicólogo Bernad
Baars en los años ochenta del siglo pasado, y podemos entenderla como una
respuesta a la pregunta de cuál puede ser la función biológica de la
consciencia, es decir, qué beneficio puede otorgar el hecho de que algunos
cerebros desarrollen eso que llamamos “consciencia”, en comparación con los
sistemas nerviosos más primitivos que no la habrían desarrollado. (131)
Algo fundamental que debemos
tener en cuenta al examinar el papel de la consciencia en el cerebro es el
hecho de que la inmensa mayoría de los
procesos cerebrales son inconscientes (…) El cerebro está continuamente
procesando una cantidad enorme de información de todo tipo, pero solo somos
conscientes de una parte muy pequeña de esa información, y además lo hacemos a
través de una especie de cuello de botella que solo nos permite ser conscientes
a la vez de muy poquitas cosas, de modo que si queremos procesar
conscientemente una gran cantidad de información, no podemos hacerlo “en
paralelo”, sino que debemos hacerlo “en serie”: primero una pequeña porción de
los datos, luego otra, etc. En cambio, la información con la que nuestro
cerebro trabaja de manera inconsciente sí que es procesada en paralelo (muchos
datos y procesos a la vez) (…) (132)
La idea del “espacio de trabajo
global” es una respuesta a las siguientes cuestiones: el principal papel de la
consciencia consistiría en lograr que algunos
ítems de toda esa gran cantidad de información que el cerebro está procesando
de manera “mecánica” o inconsciente puedan estar disponibles para ser utilizados por cualquier otro subsistema cerebral,
aparte de los que están procesándolos mecánicamente. Dicho de otro modo, la
consciencia habría evolucionado como una estrategia para mitigar los efectos de
una excesiva modularidad cerebral (es decir, del hecho de que gran parte del
cerebro está organizado en módulos especializados en procesar solo un tipo
limitado de información).
Una metáfora oportuna sería la
sala de control de una megainstalación tecnológica, o la del consejo de
administración de una gran empresa. A ellos solo llega una proporción muy
pequeña de todo lo que pasa dentro de la instalación o de las tiendas y
factorías, pero llegan los datos clave a los que es necesario prestar atención
para que la respuesta que se dé a ellos sea útil no solo en el departamento del
que surgió la información, sino también en los demás. Por supuesto, un aspecto
engañoso de esta metáfora es que en el espacio de trabajo neuronal global no
hay nadie que esté “atendiendo” a esos datos o procesándolos. Más bien la
consciencia, en el sentido de estar siendo consciente de algo, consistiría
meramente en la permanencia de este dato en el espacio de trabajo. (133)
Jesús Zamora Bonilla, En
busca del yo. Una filosofía del cerebro, EMSE EDAPP, S.L. 2018
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