El zombi filosòfic.



El zombie filosófico es un concepto acuñado por el filósofo David Chalmers de la escuela analítica y especializado en filosofía de la mente y filosofía del lenguaje. La concepción del zombie filosófico trata de un sujeto hipotético que aun careciendo de conciencia tiene el aspecto y la conducta de un ser humano completo, indistinguible de otro. Este zombie filosófico actuaría careciendo de lo que en filosofía de la mente se denomina qualia, es decir, experiencias subjetivas que hacen que experimentemos las cosas en cuanto tales. En el problema del cuarto de Mary, por ejemplo acuñado por Jackon [i], esta no conoce el qualia rojo aunque conozca su física al no haberlo experimentado. En el zombie filosófico únicamente habría la reacción ante este no epistemológica como en el caso de Mary que tiene todo el conocimiento sobre esta sensación sin haberse dado, sino la fisionómica de un cuerpo que simplemente se mueve aconscientemente y que, en este ensayo, se defiende que aun teniendo conciencia es posible no experimentarla.
El zombie filosófico que actúa sin qualia efectúa simplemente como actuaría otro ser humano pero sin tener la experiencia subjetiva. Si este se pinchara en un dedo, reaccionaría como si se hubiera hecho daño cuando en realidad no ha sentido nada y solo marca esa pauta sin haberla experimentado. Si observamos las concepciones de Wittgenstein por ejemplo sobre el dolor [ii] no podemos saber si este lo experimenta un congénere más que por un acuerdo de conducta. Nosotros sentimos dolor al pincharnos un dedo y decimos “¡ay!”, entonces, cuando vemos a otro que hace el mismo gesto tras tener la misma experiencia creemos que ha sentido algo como nosotros sin tener la plena certeza de que este está experimentando esto más que por convencionalidad.  El zombie filosófico daría la razón a Wittgenstein en este punto, sujetos que fingen, que son movidos desde la exterioridad, desde un hongo hecho por burocracia y números binarios, cámaras de seguridad y de televisión. El zombie filosófico simplemente reacciona por convención no por autonomía, le es posible tener una conciencia pero no se rige por ella sino por su parásito.
Podemos comparar esto con el experimento de Searle de “la habitación china”[iii]. Este consiste en que un chino introduce un mensaje en una máquina que le responde en un perfecto chino dando la impresión de que conoce el idioma. El juego consiste en que luego es el propio Searle el que se introduce en la máquina con un montón de manuales de chino y utilizando esa información logra ir respondiendo a los mensajes que le mandan sin tener ni idea de chino, únicamente simulando entenderlo a partir de la traducción. Esto se relaciona con el zombie filosófico de la misma manera. Se finge que las palabras y las conductas proceden del sujeto cuando en realidad vienen de los “manuales”. ¿Qué pasaría si Searle en vez de entrar en la máquina voluntariamente estuviera esclavizado para contestar y contestar mensajes en chino a partir de la información y todas sus palabras posibles fuera la repetición de este proceso? ¿Podríamos decir que este está experimentando su conciencia o solo fingiéndola debido a que todas las palabras que se producen en esta son exteriores? ¿Cómo podemos decir que este tiene un pleno uso de su conciencia y no una instrumentación y un uso alterado de esta?  En este caso ¿Cómo podemos rebatir que el Searle encerrado en la máquina es más que un cuerpo que trasmite palabras pero que no las construye, que únicamente enlaza, transitorio, un trámite de acciones al igual que el zombie que avanza regido por lo dado y no por autonomía, por elección institucional de palabras y uso mediático de las herramientas de la conciencia para la elaboración de estas?
Fernando Grieta, El zombie filosófico (o la filosofía zombie), secretolivo.com 05/03/2018
[i] F. JACKSON Epiphenomenal qualia, 1982
[ii] L. WITTGENSTEIN Sobre la certeza 1941
[iii] J.SEARLE Minds, Brains and Programs 1980
[iv] Desde la U.S National library of medicine





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