Superdotat, paradís o infern?
Dos o tres de cada cien personas piensan y sienten de manera diferente al patrón general. Discurren, aprenden y procesan más rápido. Son mentes excepcionales, capaces de desarrollar una actividad neuronal tan intensa que los neurobiólogos han acuñado la expresión “cerebro en llamas” para describir las imágenes registradas mediante escáner que dan cuenta de su rendimiento intelectual. Lo suyo es el pensamiento arbóreo: una idea conduce a otra idea y esta a otra creando ramificaciones. Sienten también de manera distinta porque poseen una elevada sensibilidad emocional que puede hacerles más vulnerables. Su hábitat es un bosque intrincado de ideas y sentimientos, cercado por tópicos y estereotipos. Y atacado, a veces, por la animadversión que suscita la diferencia. Los superdotados huyen de ese estigma y reivindican su personalidad, conscientes de que el cociente de inteligencia (CI) puede ser una trampa, un arma de doble filo. ¿Ser superdotado es el paraíso o el infierno, una fortuna o una maldición, motivo de regocijo o de desgracia? ¿Y qué es la inteligencia?
José Luis Barbería, Superdotados, el puzle de las altas capacidades, El País semanal 24/03/2018
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