A la vora del precipici.
Un 73% de los ciudadanos piensa que nuestro país está al borde de un
estallido social a causa del nivel de paro y pobreza. ¿Qué es lo que
está frenando que este no se haya producido aún? La calidad de la red de
apoyo social de los ciudadanos. Hasta el momento, la familia, las
amistades, las organizaciones de carácter asistencial y los movimientos
sociales más activos son los que están sosteniendo y asistiendo a la
población que está pasando mayor necesidad. Sin embargo, la función
social de las redes de apoyo —y el capital social que representan— se
puede llegar a evaporar si persiste el deterioro sin precedentes de las
condiciones de vida de la ciudadanía en España. La tasa de riesgo de
pobreza y exclusión social es del 27% y afecta a casi 12 millones y
medio de personas; se inicia el año con gastos y tasas hasta ahora
inexistentes en el acceso a la salud y la justicia; suben los impuestos
que repercuten directamente en la cobertura de necesidades básicas de
los ciudadanos; y, lo más relevante, todo indica que el paro seguirá
creciendo mientras el empleo existente se precariza y las prestaciones
se agotan.
Que una amplia mayoría ciudadana piense que estamos al borde de un
estallido social refleja, además de un alto grado de desconfianza en las
instituciones políticas, que la sociedad española está a punto de tocar
fondo y siente que no va a poder seguir haciéndose cargo del
sufrimiento que representa esta crisis para más de una cuarta parte de
la población. No hay mecha que arda más rápido que la de la impotencia e
indignación por ver sufrir a las personas del entorno cercano y no
poder ayudarlas. Cada vez hay menos brazos que puedan sostener, el peso
es mayor y el nudo más apretado. Eso sí que parece inminente.
Violeta Assiego, Seres rotos, sociedades divididas, El País, 20/01/2013
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