1914, l'any de la catàstrofe.
Sir Max Hastings ha conocido la guerra como periodista y como historiador. Tras varios libros sobre la Segunda Guerra Mundial, 1914. El año de la catástrofe es la primera obra que dedica al conflicto anterior, la guerra que terminó por definir lo que fue el siglo XX en Europa.
Todos asociamos esos años a una inmensa y estúpida carnicería que se
podía haber evitado, una guerra absurda iniciada por imperios en
decadencia. Hastings explica por qué esa lectura es demasiado simple y
olvida las circunstancias políticas de un mundo en transformación.
¿Qué saben sus lectores sobre la guerra antes de leer sus libros?
Muy poco, a menos que hayas participado en una guerra. La experiencia
personal en la guerra es muy diferente. En la IIGM (Segunda Guerra
Mundial), los británicos creyeron que lo habían pasado muy mal, pero
objetivamente no lo pasaron tan mal como los rusos o los españoles en la
Guerra Civil. En segundo lugar, creo que la gente tiende a pensar que
algunas guerras no son tan malas como otras. Solemos pensar que la IGM
es lo peor que haya pasado nunca. Eso no es cierto.
La Guerra de los Treinta Años en el siglo XVII o la experiencia de Rusia
en la IIGM o lo que pasó en España son tan malas o peores. Un héroe de
la resistencia noruega en la IIGM escribió después que la guerra trae
aventuras que conmueven al corazón, pero no debemos olvidar que el
auténtico objeto de la guerra son las tragedias personales que hacen que
la guerra sea el mal absoluto, algo que no se redime con la gloria.
Cuando escribo, nunca olvido esa frase.
La reputación de los generales en la IGM quedó destruida, pero usted ha
escrito que eso procede del análisis que se hizo en los años
inmediatamente posteriores a 1918.
A nadie
le gustan los generales de esa época como hombres por haber sido tan
fríos e insensibles ante las muertes. Yo los veo como a víctimas, tanto
como a los hombres que dirigieron. Afrontaron circunstancias sin
precedentes. En los años treinta se pensaba que, si los generales
hubieran sido más inteligentes, habrían podido ganar la guerra sin que
muriera tanta gente. Pero los académicos actuales creen que la
tecnología de la defensa era mucho más fuerte que la tecnología del
ataque.
La confusión actual viene porque vemos el
horror de la IGM y no descubrimos qué beneficio tuvo. Con la IIGM,
sabemos que la guerra no fue para salvar a los judíos, pero mucha gente
ahora, sobre todo los jóvenes, lo cree así. Lo que es extraordinario es
que las revelaciones sobre el Holocausto han generado una definición de
mal absoluto para todo el mundo. Por eso, todo el mundo cree ahora que
había que luchar contra Hitler, pero no ven nada comparable en el káiser
alemán, y no entienden por qué había que luchar contra el káiser. Hace
poco, haciendo un documental para la BBC en Versalles con una gran
historiadora, ella me dijo: me pregunto por qué el mundo nunca perdonará
a Hitler por estar loco pero está dispuesto a perdonar al káiser por
estar loco.
¿En qué estaban pensando los generales cuando enviaban una oleada tras otra de soldados hacia una muerte segura?
No veían otra alternativa. Realmente, creían que cada una de esas veces
iba a ser la batalla que ganaría la guerra. La gente cree que la IGM
fue completamente diferente a la IIGM. No lo fue. Cosas mucho peores que
el Somme y Passchendaele sucedieron en la IIGM. Ocurrieron en Rusia, con 27 millones de muertos.
En algunas batallas en Rusia, en 1942 y 1943, los rusos perdieron más
gente que la que perdieron británicos y franceses en 1916. Por pura
inocencia, hay gente que piensa que hay una forma humana de luchar en
una guerra, pero eso no es así. La única manera de que no ocurra es que
uno de los bandos sea más débil. Los alemanes podrían haber conseguido
en 1914 los objetivos del Plan Schlieffen si británicos y franceses se hubieran hundido, pero no lo hicieron.
¿Por qué tantos líderes políticos y militares pensaban que la guerra podía ser corta, que obtendrían la victoria rápidamente?
El desastre alemán viene por la creencia en el Plan Schlieffen, por
creer que podían aplastar Francia en 40 días. Estaban locos al pensar
eso. Se suele decir que la mayor parte de la gente que fue a la guerra
en 1914 eran soldados, pero la mayoría no lo eran. Llevaban uniformes y
fusiles, pero la mayoría eran reservistas que unas semanas antes
trabajaban en las tiendas, las fábricas o en el campo. Se ponían las
botas y tenían que marchar, por ejemplo, 600 kilómetros por toda Europa
andando o con una pequeña ayuda de los caballos. Hay que estar un poco
loco para creer que esto podía funcionar. Cuando los alemanes llegaron
cerca de París, habían perdido más gente porque ya no podían ni andar
que por las armas británicas o francesas.
La IGM parece un momento en el que los generales dominan sobre los políticos. La IIGM fue diferente.
La situación ideal es que los políticos estén al mando, pero que sean
políticos que comprendan los asuntos militares. Raramente tienes un
equilibro ideal. Los generales alemanes de la IIGM se fueron a la tumba
diciendo que, si pudieran haber hecho la guerra a su manera sin las
interferencias de Hitler, habrían ganado.
Lo que es
cierto es que después de la IGM los políticos culparon a los generales
en todas las naciones por haber fracasado, por haber provocado una
matanza innecesaria. El mayor acusador fue el primer ministro
británico, Lloyd George, que en sus memorias llamó bárbaros a esos
militares.
Cuando las naciones ganan las guerras,
hay una cierta sensación de triunfo. Como después vino la IIGM, ni
siquiera entre los británicos existió ese sentimiento tras la IGM, y
por eso los generales se llevaron todas las culpas. Mi opinión es que
los generales de la IGM no eran grandes jefes militares. Pero estaban
enfrentándose a fuerzas inmensas ante las que no tenían respuesta y
fueron tratados injustamente. No fueron los generales los que
comenzaron la guerra, con la posible excepción de los generales
alemanes, fueron los políticos.
¿Necesitaba Alemania la guerra?
Una cosa que comento en el libro es la ironía que puedes apreciar en el
hecho de que Alemania estaba en camino de dominar Europa, económica e
industrialmente, sin disparar un tiro. Y la locura de que si Alemania
hubiera seguido haciendo lo que hacía en el plano económico, iba a
dominar Europa en 20 años, y nadie podría haberlo evitado. Pero el
káiser y los generales sólo sabían medir la fuerza contando soldados.
Hay una regla en la guerra. Nunca subestimes al enemigo. En el libro
escribe que el káiser pensaba que los franceses eran "una raza
afeminada".
Muchas naciones tienen un punto
de vista nacionalista en relación a las demás. Una de las ironías de la
IIGM fue que Alemania intentó someter a Gran Bretaña con bombardeos, y
después de que los alemanes fracasaran, los británicos intentaron
exactamente lo mismo. Era una presunción racista creer que los alemanes
iban a ser menos resistentes que los británicos. De la misma manera,
muchas decisiones alemanas en ambas guerras se basaban en su desprecio
cultural hacia los rusos.
¿Quién estaba al mando en Alemania?
Lo que era extraordinario en Alemania es que era el país más avanzado
en Europa, económicamente y quizá culturalmente; por ejemplo, ya tenía
un sistema de pensiones y de subsidios de desempleo, y al mismo tiempo
seguía teniendo un Gobierno fanáticamente expansionista. En el libro
cito al biógrafo de Bismarck, que escribió que Bismarck creó un sistema
político que sólo podía funcionar con él en el poder.
Cuando tienes a un káiser que estaba no completamente loco pero sí
parcialmente desequilibrado, el resultado podía ser un desastre. Había
una mayoría socialista en el Parlamento pero sin poder real en los
asuntos de guerra y paz. A la pregunta de quién tomó las decisiones
sobre la entrada en guerra, hay que decir que fue el káiser. Incluso su
canciller lo dijo así. Él y su ministro de Exteriores fueron los que
concedieron el cheque en blanco a los austriacos.
Aunque no creo que ningún país tenga que asumir toda la culpa por lo que
ocurrió, lo que me queda claro es que Alemania era la única potencia
que podía impedir el conflicto en julio de 1914. Si hubieran dicho a los
austriacos que se detuvieran (en la invasión de Serbia), habría sido el
final. Y si quisiera defender el papel de Alemania, diría que las
circunstancias de la Europa de ese tiempo iban a conducir a una guerra
en algún momento en cuestión de unos años, pero si se reduce a la
pregunta de por qué hubo una guerra en julio de 1914, Alemania es la
única que podría haberla impedido.
Una de las cosas que me parecen más sorprendentes es el miedo que los
generales alemanes sentían por Rusia. Moltke dijo en 1912 que
necesitaban una guerra cuanto antes porque Rusia se haría más y más
fuerte cada año.
El sentimiento dominante en
Europa en esos años era el miedo. Todo el mundo tenía miedo de los
demás. Los Habsburgo temían que su imperio sufriera un colapso. Los
rusos temían a Alemania. Los alemanes temían a Rusia. Los franceses
siempre habían temido a Alemania. Había un clima de miedo pero, desde
luego, el tema ruso era de la máxima importancia.
A causa de la revolución de octubre, tendemos a pensar que Rusia era un
gran imperio que estaba a punto de desmoronarse. Pero usted escribe que
no era exactamente así.
Rusia estaba
haciendo un inmenso progreso económico e industrial. En cierto modo,
tenía el mismo problema que Alemania. El sistema de gobierno estaba muy
por debajo del desarrollo conseguido. Si miras las estadísticas
económicas en el comienzo del siglo XX, ves que todas estas cifras
estaban experimentado una dramática subida en Rusia. Pero el sistema de
gobierno era totalmente disfuncional.
¿Eran compatibles las exigencias de cada país en esa Europa?
Todos pensaban que tenían derecho a un imperio. El imperio ruso estaba
encerrado dentro de sus fronteras. Los imperios francés y británico
estaban muy lejos. Los alemanes no tenían ninguno. Está claro que Gran
Bretaña no quería una guerra en 1914 porque ya lo tenía todo. Ahora
mismo veo una situación similar a la de Alemania de entonces, y no
sugiero que vaya a haber una guerra, con la frustración de China que se
pregunta ¿por qué los norteamericanos creen tener derecho a dominar el
Pacífico? Es lo que se preguntaban los alemanes en 1914. ¿Por qué los
británicos creen que pueden controlar el sistema financiero o los mares?
Antes de la guerra hubo una movilización masiva de la izquierda contra la guerra. ¿Por qué no tuvo éxito?
Una vez que se produce el choque entre naciones, el nacionalismo se
convierte en la fuerza más poderosa, más que el socialismo. Hay una
cuestión interesante. Alemania tenía el partido socialista más poderoso
de Europa. Si la guerra se hubiera retrasado unos tres años, quizá
entonces los socialistas alemanes habrían tenido mucho más poder. Pero,
como me dijo un historiador británico al que respeto mucho, no puedes
cambiar los hechos. Una vez que cambias una variable, varios escenarios
distintos se convierten en posibles.
La ocupación de Bélgica fue el factor básico que convenció a los británicos de ir a la guerra.
Hasta la invasión de Bélgica (exigida por el Plan Schlieffen), el
sentimiento en Gran Bretaña era totalmente contrario a la guerra. En el
Gobierno poca gente –Churchill y el ministro de Exteriores, Grey–
pensaba que había que luchar con Francia. Rusia era el enemigo histórico
de Gran Bretaña, y Serbia era considerada como un incordio en los
Balcanes.
La opinión pública británica se oponía a
luchar a favor de la causa rusa o serbia, pero ver al Ejército más
poderoso de Europa aplastando a Bélgica cambió eso. Y creo que ese
cambio fue correcto. Una vez que se produjo una guerra continental en
Europa, los británicos no podían quedarse fuera. Si Gran Bretaña se
hubiera mantenido neutral en esa guerra, habría tenido que luchar otra
(contra Alemania) unos pocos años después.
¿Jugó algún papel la opinión pública?
Habría sido muy difícil que el Gobierno británico hubiera entrado en
guerra sin la ocupación de Bélgica. La opinión pública estaba en contra,
y también el partido liberal (en el poder). A pesar de que se dice que
la competencia naval entre Gran Bretaña y Alemania había hecho crecer la
tensión entre ambos, la élite dirigente británica sentía un inmenso
respeto por Alemania. Había un gran rechazo al militarismo alemán, lo
que se llamaba el militarismo prusiano, pero no un odio real. En
general, los británicos siempre hemos respetado a Alemania, incluso en
la IIGM. Claro que todos odiábamos a los nazis, pero siempre supimos, y
he entrevistado a muchos veteranos de esa guerra, que el Ejército alemán
era mejor que el nuestro.
¿Ocurre ahora lo mismo? ¿Los británicos continúan despreciando a Francia pero respetan a Alemania?
Sólo los estúpidos no respetan a Alemania. Siempre ha sido una nación
formidable y eficaz. Y de ahí vienen las similitudes con el presente.
Los alemanes siguen teniendo un problema fundamental. No estoy diciendo
que los alemanes sean agresivos, pero Europa aún no tiene la respuesta
al problema de convivir con una nación que es mucho más poderosa que
cualquier otra. Y no estamos ahora más cerca de una solución de lo que
lo estábamos en 1914.
Iñigo Sáez de Ugarte. "No hay una forma humana de luchar en una guerra" (Max Hansting), el diario.es, 23/12/2013
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