'Sense límits', una alegoria cinematogràfica del neoliberalisme.
Sin
límites es una película interesante. No porque sea una película
extraordinaria sino por el mensaje que transmite. Un mensaje que no es
discursivo, sino que más bien entraría dentro de lo que podríamos llamar
el imaginario neoliberal. El imaginario son imágenes con las que nos
identificamos. Las imágenes tienen muchas veces una fuerza
expresiva muy poderosa y la identificación hace que se transformen en un
Yo ideal. Queremos ser como el Arquetipo que se muestra en una imagen
determinada.
La película nos presenta un escritor fracasado que a través de una droga ( eso sí, con efectos secundarios terribles ) se convierte en un ser cada vez más poderoso ; pero también más dependiente, en una dinámica que es finalmente mortífera. Pero al final su propia potencia le permite transformar la dependencia en una independencia absoluta: "Soy el Amo", acaba afirmando.
Hay aquí unos cuantos elementos muy significativos e interesantes:
En primer lugar identificar el fracasado con el artista y el hombre de éxito con inversor especulativo. El neoliberalismo no puede ser más explícito.
En segundo lugar está la voluntad de poder. Es una lectura simpllista per lo es, del superhombre que anuncia Nietzsche. Un hombre sin límites, cuya voluntad de poder expansiva no tiene obstáculos, se traduce en dominio sobre las personas y las cosas. Es una vitalidad desboradante, una intensidad dionisíaca, un exceso permanente. El camello que lo resiste todo, la libertad incondicionada del león, la inocencia del niño que vive la vida como un juego. Pero es un superhombre con figura de inversor especulativo.
En tercer lugar las drogas: la contracultura reciclada por el capitalismo consumista. Las puertas de la percepción se abren, no para ampliar los horizontes del conocimiento, sino para ampliar el poder de manipular. Ya Aldous Huxley, en su Mundo feliz había anunciado la promesa de unas drogas sin efectos secundarios. Para evadirse, para disfrutar, para multiplicar la potencia ...
En cuarto lugar tenemos la dialéctica del amo y del esclavo, que en su momento formuló Hegel. La diferencia entre el señor y el siervo es el miedo. Domina el que no tiene miedo a la muerte : el que la tiene se somete.La droga elimina el miedo y al final da la posibilidad de un poder propio que el miedo queda naturalmente erradicado. El mito es que el hombre libre es el hombre independiente. Puede haber algo de verdad. Foucault, por ejemplo, trabajó en la última idea la idea del gobierno de uno mismo. El que se gobierna a sí mismo es el hombre libre que no es esclavo de sí mismo ni de sus pasiones. Pero es un hombre que se relaciona con los otros. Es un ideal de autonomía. No de independencia, que es un ilusión. Es un poder compartido, como decía Spinoza. No un poder de dominio, como decía Nietzsche.
Pero este es el ideal del neoliberalismo : el hombre como empresario de sí mismo, como gestor de sus propios recursos. Contra más independiente, mejor. El otro, finalmente, es un rival.
Sin límites. ¿ No es esto el capitalismo, como bien nos enseñó Wallerstein, un Sistema-Mundo una lógica no tiene límite, es el aumento de capital sin límites? ¿No es esta la ideología neoliberal del emprendedor, del hacer de la propia vida una inversión rentable a partir de una buena gestión de recursos?
Luis Roca Jusmet, Sin límites, una apología del superhombre neoliberal, Materiales para pensar, 19/06/2013
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