Llibertat vs seguretat
Hoy no sabemos bien dónde estamos, porque, entre otras cosas,
ignoramos los medios exactos a través de los cuales se vela por nuestra
seguridad. Esto ha salido claramente a la luz después de la toma de
conciencia de las prácticas de escrutinio de la Red por parte de la administración de Obama.
Algo que, como puede verse en esta encuesta, se enfrenta a un amplio
rechazo de nuestros ciudadanos. La intimidad, esa esfera sagrada sobre
la que edificamos nuestra libertad individual, queremos verla limpia de
interferencias proteccionistas del Estado.
Rechazamos también categóricamente el control de las llamadas
telefónicas o de los mails. Y no es de extrañar que una amplia mayoría,
el 75 %, piense que las actividades que realizamos a través de Internet
se vean como poco o nada seguras. Como aún así seguimos disfrutando de
la Red, hay que pensar que estamos dispuestos a asumir el riesgo de ser
observados por el Gran Hermano. ¡Pero que conste nuestra opinión en
contra!
Lo más curioso de esta encuesta es, sin embargo, que la orientación
ideológica sí es significativa. Los votantes del PP tienden a una mayor
comprensión de las restricciones de la libertad impuestas en nombre de
la seguridad que los del PSOE, aunque el resultado final quede más o
menos equilibrado. Esta diferencia ideológica está mucho más marcada que
la variable de edad, donde las discrepancias son pocas. Lo interesante
es que los controles de los que sí somos conscientes, como las cámaras
en lugares públicos o la vigilancia en los aeropuertos son generalmente
vistos como adecuados.
Y la moraleja no deja de ser fascinante. No nos sentimos coartados en
nuestra libertad cuando sabemos que estamos siendo sujetos a un control
en nombre de la seguridad y cuando entendemos su necesidad, su
"razonabilidad". Pero abominamos de ellos cuando no son transparentes,
cuando se abren a la arbitrariedad, como ocurre en el sistemático
escrutinio de la Red. O, lo que es lo mismo, queremos controlar a los
controladores porque no hacerlo equivale a una renuncia de nuestra
libertad, a perder parte de su núcleo básico. Hay encuestas que cantan.
Fernando Vallespín, Los españoles rechazan el Gran Hermano, El País, 15/06/2013
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