Les matemàtiques són una construcció humana?
Pocos
discutirán que las matemáticas son necesarias para la ciencia y la
ingeniería. Parece una afirmación evidentemente cierta decir que la
expresión y manipulación de las teorías físicas sería poco menos que
imposible sin muchos aspectos avanzados de muchas ramas de las
matemáticas. Así como que la química y la biología necesitan de las
matemáticas continuamente para expresar la forma en que se comportan y
evolucionan en el tiempo los objetos de su estudio. Tampoco parece
exagerado decir que es inimaginable cualquier obra ingenieril, desde el
diseño de un micromotor a la construcción de una megapresa, sin
exhaustivas simulaciones y cálculos matemáticos. En resumen, que decir
que las matemáticas son indispensables para la ciencia parece una
afirmación no sólo verdadera sino también una que debería suscitar
bastante consenso. Pero no es tan sencillo.
En una anotación anterior argumentábamos que los objetos matemáticos no existen y la semana pasada, sin ir más lejos, veíamos como la soberbia cartesiana convertía el conocimiento científico en una consecuencia del conocimiento apriorístico matemático. Pues bien, afirmar que las matemáticas son indispensables para la ciencia es una forma de argumentar que los objetos matemáticos sí existen y que la “confirmación” de las matemáticas viene proporcionada por la ciencia. Este análisis tiene envergadura suficiente como para tener nombre propio, el argumento de indispensabilidad de Quine-Putnam (AIQP), y ser uno de los favoritos de los platonistas para justificar el realismo matemático.
No es
necesario entrar en demasiadas profundidades para seguir las líneas
maestras del AIQP: no deja de ser la aplicación del método
hipotético-deductivo a la epistemología de las matemáticas.
El AIQP
parte de la observación de que prácticamente toda la ciencia se formula
en términos matemáticos y de que no parece existir una alternativa a
esto. Estas dos observaciones permiten derivar una confirmación
ontológica de las matemáticas: las matemáticas se confirman desde el
momento en que las teorías científicas estén confirmadas por la
realidad. El AIQP dice que como las matemáticas son indispensables
para la ciencia y como la ciencia está bien confirmada y es
(aproximadamente) verdadera, entonces las matemáticas están bien
confirmadas y son igualmente verdaderas. Esto es, por decirlo de una
forma gráfica, afirmar que una función o un número tienen la misma
realidad que un electrón; son el mismo tipo de “cosa” que un electrón, y
las conocemos de la misma forma que conocemos a los electrones: por el
papel que desempeñan en teorías científicas maduras y bien confirmadas.
Desafortunadamente
las exposiciones del AIQP deberían proporcionar un análisis cuidadoso
del papel de las matemáticas en la ciencia y su relación con el mundo
material. Habitualmente no lo hacen y se limitan a constatar la
existencia de ese papel y esa relación. Pero ello no le resta un ápice
de interés.
Es
especialmente relevante hacer notar que, a pesar de que a los
platonistas/realistas en general/kantianos y neokantianos les gusta
mucho el AIQP, éste no implica ni la necesidad ni el apriorismo de las
matemáticas, ya que las matemáticas se conocen sólo por su papel en la
ciencia, que es una cosa manifiestamente a posteriori (aquí a Kant le rechinan los dientes) y, por si fuera poco (Platón con esto se revuelve en su tumba), contingente.
El que las
matemáticas sean contingentes significa que lo que hoy es verdadero
mañana puede no serlo en principio, como las teorías científicas de las
que nace su confirmación. No sólo eso, nos puede parecer que
afirmaciones como 1+2 = 3 son más ciertas que la existencia de
las moléculas, por ejemplo, pero según el AIQP lo son menos, ya que
están más separadas de la experiencia que es la que aporta confirmación.
Por tanto, en general, las matemáticas estarían asentadas menos
firmemente que nuestro conocimiento de las moléculas.
Si el AIQP
fuese válido, no todas las matemáticas tendrían la misma realidad
ontológica ya que aquellos aspectos sin aplicación en ciencia (teoría de
conjuntos, por ejemplo), serían puros juegos malabares intelectuales
sin base confirmatoria real.
A pesar de
todo lo anterior, el hecho cierto es que los matemáticos no precisan de
confirmación experimental alguna para publicar sus resultados, ni la
esperan. Por tanto el AIQP no describe la realidad del ejercicio de las
matemáticas.
¿Qué hemos
de concluir entonces? Si el AIQP no es válido, ¿dónde estriba su falta
de validez? ¿Emanan las matemáticas de la ciencia o son una construcción
puramente humana? ¿Son las matemáticas dispensables? Y si lo son, ¿qué
las sustituye?
César Tomé, Matemáticas y mundo físico (II): la indispensabilidad de las matemáticas, Cuaderno de Cultura Cientíica (ZKZ), 25/06/2013
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