La separació entre llibertat i propietat.

 


¿Quiénes son los “usurpadores del liberalismo”? “Aquellos […] que cifran el, liberalismo en la libertad de empresa. Mas el liberalismo originario -el de los ingleses de la llamada gloriosa revolución de 1698- afirmaba sobre todo la más absoluta libertad de conciencia”. La cita es de Juan Marichal, sin duda el mejor y más autorizado intérprete del liberalismo español autor del fascinante libro “El secreto de España”).

Esta joya de la hemeroteca (publicada en el Diario ELPAIS el 14 de febrero de 1990)* viene a cuento de lo que está ocurriendo actualmente en España, especialmente en torno a la polémica generada por  el anteproyecto de ley sobre el aborto recientemente presentada por el Ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón.

Marichal, sin duda el mejor cartógrafo del surgimiento del término liberal, nos recuerda cómo el abate Sieyès distinguía entre los "serviles", que se sentían hechos de historia y dominados por ella, y la de los hombres de ideas "liberales", que se veían como iniciadores del futuro, sin ataduras de ningún género con el pasado.

Pero sobre todo, conviene recordar cómo el término liberal se vuelve a popularizar tras el golpe de estado de Bonaparte de 9 de noviembre (18 de Brumario) de 1799 en el sentido de “recuperación de la libertad perdida”.  Y también lo hacer releer a Constant, vía Marichal, cuando en 1830 escribe: “Por libertad entiendo el triunfo de la individualidad, tanto sobre la autoridad que quiera gobernar despóticamente como sobre las masas que reclaman el derecho de someter la minoría a la mayoría". Muy actual, especialmente en los temas de conciencia que nos ocupan estos días.

Desgraciadamente, el liberalismo fue usurpado por doctrinarios, manchesterianos y otros especímenes, que lo igualaron a libertad de empresa y a la no injerencia del Estado. Pero no, curiosamente, en Estados Unidos, donde todavía liberal puede llegar a significar un insulto (“peligroso estatista”) ya que Franklin Roosevelt y el Partido Demócrata siempre mantuvieron la separación entre libertad y propiedad que estaba en el origen del término y se aferraron al liberalismo bien entendido que propugnaba que el Estado tenía que ser el primer defensor de los derechos individuales, especialmente la libertad.

Concluye clarividente Marichal: “La dificultad mayor para el renacimiento liberal en la Europa que viene es, patentemente, el descrédito de los partidos liberales (y similares) de Occidente, que casi todos han sido perfectos ejemplos de usurpación del liberalismo”. Muy aplicable a España, donde todavía hoy existe un gran desequilibrio entre liberales, en el sentido de libertad de conciencia y aprecio por la libertad individual frente a las ataduras de la historia, la moral y la religión, y aquellos que confunden liberalismo con libertad de empresa y capitalismo.

* Recomiendo también, del mismo autor, “Socialista a fuer de liberal”, analizando el origen del término liberal y su escisión en dos: manchesterianos y moralistas, los últimos definiéndose a sí mismos, con Unamuno a la cabeza, como “justos y benéficos” .

José Ignacio Torreblanca, Los usurpadores del liberalismo, Café Steiner, 02/01/2014

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