"A veces quedarse callado equivale a mentir" (Unamuno).
De la intervenció d’Unamuno (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936) a la
Universitat de Salamanca el Día de la Raza de 1936. Franco el va cessar
com a rector. Aquest desembre fa anys de la seva mort. La foto és
sortint del lloc de l’incident.
[...] A veces quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como
aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por
llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado. Dejaré de lado la ofensa
personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes.
Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo aquí presente [Plá y
Deniel] es catalán. Aquí está él para enseñaros la doctrina cristiana
que no queréis conocer. Y yo, vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la
lengua española que no sabéis. Pero
ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito “¡Viva la muerte” [el
general Millán-Astray havia interromput Unamuno amb aquest crit]. Esto
me suena lo mismo que ¡muera la vida!, y yo, que he pasado mi vida
componiendo paradojas que excitaban la ira de quienes no las comprendían
he de deciros, como autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja
me parece repelente. […] El general Millán-Astray es un inválido. No es
preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También
lo fue Cervantes. Desgraciadamente hay hoy en España demasiados
mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me
duele pensar que el general Millán-Astray pueda dictar normas de
psicología de masas. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual
de Cervantes es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo
se multiplican los
mutilados a su alrededor. […] El general quisiera crear una España
nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello
desearía una España mutilada… [interrupció del general que crida:
“¡Muera la inteligencia!”] ¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo
soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto.
Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi
propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis
sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa
persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y
derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España.
Miguel de Unamuno, Peces Històriques Triades Per Josep Maria Casasús | Ara, 05/12/2014 00:00
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