La religió i les masses (Jean Baudrillard).
Masa sin habla que está ahí para los portavoces sin historia. Admirable
conjunción de los que no tienen nada que decir y de las masa que no hablan.
Pesada nada de todos los discursos. Ni histeria ni fascismo potencial, sino
simulación por precipitación de tos los referenciales perdidos. Caja negra de
todos los referenciales, de todos los sentidos que no han echado raíces, de la
historia imposible, de los sistemas de representación inencontrables, la masa
es lo que queda cuando se ha olvidado todo lo social.
En cuanto a la imposibilidad de hacer circular algún sentido en ella, el
mejor ejemplo es el de Dios. Las masas retuvieron apenas su imagen, y jamás su
idea. No han sido alcanzadas jamás ni por la Idea de Dios, que se quedó en cosa
de clérigos, ni por las congojas del pecado y de salvación personal. Lo que
retuvieron, es el mundo mágico de los mártires y de los santos, el del juicio
final, el de la Danza de la muerte, es la brujería, es el espectáculo y el
ceremonial de la Iglesia, la inmanencia del ritual –contra la trascendencia de
la Idea. Paganas fueron y así se quedaron a su manera; sin que jamás las haya
visitado la Instancia Suprema, sino viviendo de las monedillas de imágenes,
superstición y diablo. (…) Para las masas, el Reino de Dios siempre estuvo ahí
sobre la tierra, en la inmanencia pagana de las imágenes, en el espectáculo que
de él daba la Iglesia. (…)
Todos los grandes esquemas de la razón sufrieron la misma suerte. (…) en lo
esencial no penetraron en las masas más que al precio de un desvío, de una
distorsión radical. (…) ¿Las masas son el “espejo de lo social”? No, no
reflejan lo social, ni reflexionan en lo social –es el espejo de lo social el
que viene a romperse sobre ellas. (pàgs. 113-115).
Jean Baudrillard, Cultura y simulacro, Kairós, Barna 1978
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