Carlos París: l'autoengany i el cinisme del capitalisme financer.
Carlos París |
La estructura misma de la civilización es engañosa. Es ficticia. Es
mentira.
Se proclaman los ideales de la Ilustración: la democracia, el progreso, la
igualdad, la libertad... y, sin embargo, se están traicionando y aplastando
estos ideales. Los indignados dicen: "Lo llaman democracia y no lo
es". Tienen razón. Entre las declaraciones teóricas y la realidad hay un
abismo de diferencia. La OTAN no es órgano que sirva a los intereses de la
justicia sino a los intereses de las clases dominantes. La ONU hacen aguas por
muchas partes. Tienen un Consejo de Seguridad no democrático constituido por
los grandes países que ostentan las armas de destrucción masiva y las
decisiones de la Asamblea General no son atendidas como se ve en el caso de
Israel y EEUU.
Esta economía está ligada a la evolución del capitalismo, que se ha
convertido de un capitalismo productivo a un capitalismo especulativo, de
casino, financiero. La política que está siguiendo favorece a las clases
dominantes y los grandes países frente a las clases populares y los
trabajadores. Además, la aplicación de estas políticas está produciendo hambre,
miseria y está aumentando la mortalidad allá donde se aplican. De hecho, hay
toda una corriente crítica de economistas que denuncian estas políticas
oficiales sólo benefician a las minorías.
Hay un fenómeno muy curioso que es el del mentiroso que acaba creyéndose
sus propias mentiras y mintiéndose a uno mismo. No descarto que a fuerza de
repetir estas mentiras acaban de alguna manera asimilándola. De todas formas,
siempre hay alguna dosis de cinismo. Es como los dirigentes, que no son
creyentes, pero que afirman que la religión es buena para el pueblo. Claro, la
mente humana en este sentido es muy compleja. Sartre hablaba de la mala fe y la mala conciencia. Creo que hay un
fenómeno de falsa conciencia y de autoengaño pero partiendo siempre de una
actitud de interés. Cuando se tiene interés en algo uno tiende a engañarse y a
pensar que este algo es bueno para todos.
En España se ha ocultado lo mejor de la historia de España, como fue la II
República, la lucha por defenderla y la lucha contra la dictadura. También se
ha ocultado la represión del franquismo y esta versión de la historia se ha
llevado al diccionario de la Real Academia de Historia pasando a ser una
especie de versión oficial. Todos los países que han sufrido dictaduras han
juzgado a sus responsables. En Alemania o Italia no se concibe que haya
símbolos recordando la etapa fascista y nazi. En España, con plena impunidad,
se sigue defendiendo el fascismo y ocultando la verdad. Las fosas sin
desenterrar y la expulsión del juez Garzón de la carrera judicial son
significativas de la magnitud de la mentira en España.
Mentiras se pueden sacar todos los días. Las declaraciones de empresarios
que oímos tan frecuentemente, sin ir más lejos, suelen ser mentira. O la
afirmación del ministro Montoro de que los sueldos continuaban subiendo. Este
caso es un ejemplo de cuando la mentira te lleva al ridículo. Pero se nos está
diciendo sistemáticamente que se va a crear empleo y que vamos a salir del
túnel, que ya se ve una luz y que el panorama está mejor. Todas estas
afirmaciones tratan de fomentar ilusiones en la gente y engañarla. Antes te
adoctrinaban para tener fe en otra vida después de esta, ahora te hablan de una
vida futura en esta tierra, pero no se ve que caminemos hacia ella.
La verdad está en el pueblo, en las
masas, en que estas masas salgan del engaño. Creo que hay un descontento
generalizado, no solo de los indignados. Las huelgas son constantes por Sanidad
y por Educación. El descontento está en la realidad. Ahora hace falta que ese
descontento se canalice y que, además, se totalice, que no sea sectorial. Hace
falta una protesta unitaria. Esta protesta, además, tiene que articularse
políticamente.
Hay que pensar en dos maneras de remediar este descontento. Uno seria la
III República. La República debe ser el medio por el que salir de esta
situación de engaño. El otro es la colectivización de los medios de producción.
Una sociedad democrática es aquella que tiene los medios de producción y de
comunicación en manos de la colectividad y no en manos de una minoría. Con una
República se superarían gran parte de estos vicios y corruptelas que heredamos
del franquismo.
Carlos París: “Vivimos en la época de la mentira”,
entrevistado por Alejandro Torrús, Público, 16/10/2013
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