Qui s'ocupa dels principis ferms?
Aristòtil |
En el libro IV de la Metafísica, tras la
aseveración (aquí ya comentada) según la cual a la filosofía concierne
el estudio del ser en tanto que meramente es y precisar que el ser se
dice de manera múltiple, aunque la significación primordial es la
sustancia o entidad (ousia), soporte de todas las
demás atribuciones posibles (cualitativas, cuantitativas, relacionales
etcétera), Aristóteles inicia una singular interrogación que cabe
sintetizar de esta manera: sabido es que los matemáticos utilizan en sus
deducciones unos principios que califican de axiomas, pero ¿quién se
ocupa de inspeccionar tales axiomas? El párrafo, en versión
estilísticamente algo libre (pero que creo fiel al contenido), dice lo
siguiente:
"Nos toca ahora examinar si la disciplina (episteme) que se ocupa de aquello que los matemáticos llaman axiomas es la misma que la que se ocupa de la sustancia. Pues bien, es evidente que se trata en ambas de una inspección única, la cual es llevada a cabo por el filósofo. En efecto, los axiomas rigen en todos los seres( apasi gar hyparchei tois ousin) y no sólo en tales o tales géneros del ser con exclusión de los demás. Todos [los que se ocupan de algo] se sirven de los axiomas, porque estos se aplican al ser por el mero hecho de ser, y cada género [del que quepa ocuparse] es. Pero no los utilizan más que en la medida en que lo exige el género particular que es objeto de sus demostraciones. Y así, dada la evidencia de que los axiomas lo son del ser por el mero hecho de ser (porque son lo común de todo modo de ser), al conocedor del ser en cuanto que meramente es corresponde la teoría relativa a los axiomas.Es por ello que ninguno de los que se ocupan de disciplinas particulares intenta demostrar si los axiomas son verdaderos o falsos. Ciertamente ni el geómetra ni el aritmético lo hacen, aunque ciertamente sí lo han hecho algunos físicos, estimando que esto les corresponde, pues los físicos son los únicos que han considerado que su inspección de la entera naturaleza lo era simplemente del ser. Pero la physis es tan sólo un modo del ser, y algo prima sobre lo físico, y aquel que se ocupa de lo universal y de la substancia primera ha de ocuparse asimismo de ese algo. Pues siendo la física una especie de filosofía, no es sin embargo la filosofía primera". (1005a 19- 1005 b 2).
Varios asuntos relevantes en este texto:
Los
llamados axiomas de las matemáticas no son asunto que concierne a los
matemáticos. De hecho, siendo tales axiomas universales del
conocimiento, me atrevería a decir que universales del espíritu, no se
ocupa de ellos nadie concentrado en un particular dominio. Si los
físicos, o algunos de ellos, han pretendido lo contrario, es en razón
de que estimaban (erróneamente para el Estagirita) que la physis recubre la totalidad del ser.
No
se trata aquí de introducirse en el problema textual de saber a qué se
está refiriendo Aristóteles cuando nos dice que algo prima sobre lo
físico (tou physikou tis anotero). Para los intereses de esta
reflexión basta referirse a un ámbito que juega un papel determinante en
la vida del ser humano y que, sin embargo, de manera alguna es para
Aristóteles físico, a saber, el ámbito de las entidades matemáticas,
las entidades de las que se ocupan precisamente los que ilegítimamente
se han atribuído como cosa propia los axiomas.
El
argumento de Aristóteles parece centrado en la polaridad particular/
universal, de tal manera que lo que impediríae al físico tratar de los
axiomas sería el hecho de que la physis no agota el
ser (y así, en la hipótesis contraria, el volcarse de los físicos sobre
los axiomas sería legítimo). Hay sin embargo un argumento de mayor
peso para cuestionar la reivindicación de los físicos, argumento que el
propio Aristóteles utilizará inmediatamente:
Sin duda, los físicos hacen conjeturas sobre el soporte de los fenómenos las cuales se revelan más o menos fértiles; los físicos explican,
o al menos tienden a explicar. Vocación no desmentida por ninguna de
las disciplinas que a lo largo de la historia han merecido el nombre de
física, desde la de los fisiócratas evocados por Aristóteles, a la
teoría de la relatividad. Y si no incluyo la mecánica cuántica no es
tanto porque tal voluntad explicativa no se de en los físicos no se de
en los físicos cuánticos, sino porque a veces parecen verse forzados a
renunciar a la misma o a forjar otro concepto de inteligibilidad.
En
todo caso, cuando los tales físicos se empeñan en asentar la verdad de
los axiomas revelan simplemente ser "ignorantes de los principios de
la demostración", principios puestos sobre la mesa por el propio
Aristóteles en sus Analíticos. Y entonces esta sentencia sin concesiones: "Pues el saber de los axiomas es previo, y no hay que esperar encontrarlos en el curso de la demostración" (1005b 2-5).
De
ahí que, unas líneas después, Aristóteles se refiera al axioma
arquitectónico, el de no contradicción, como "principio más firme" y
como aquel respecto al cual es imposible engañarse o tomarlo como mero
postulado: "pues un principio cuya posesión es necesaria para cualquier conocimiento no puede constituir una mera hipótesis"
15-16). Por ello, si alguien asevera que tal principio no rige en el
ser y en el pensamiento, diremos simplemente que no hay concordancia
entre su decir y el hecho mismo de que esté diciendo algo, pues aquel
que efectivamente viviera sin experimentar la primacía del principio
dejaría de pensar y hablar, y su estatuto ni siquiera sería homologable
al de un animal, por lo cual razonar ante él sería como dirigir la
palabra a una planta (omoios gar phyto ho toioutos...1006 a 14-15).
Víctor Gómez Pin, Asuntos metafísicos 37, El Boomeran(g), 20/02/2014
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