Epicur i la saviesa maleïda.
Epicur de Samos |
Epicuro exhortaba a actuar de la mejor manera posible, entendiendo
que “lo mejor” es lo que produce placer. Placeres físicos e
intelectuales eran bienvenidos en su escuela: hay que honrar el cuerpo
como fuente de goces lo mismo que el intelecto, pues aprender y educarse
para la sabiduría es lo más gozoso. El filósofo animaba a sus amigos a
disfrutar de la vida sencilla y natural, a despreciar las demasiadas
riquezas y la prisa; se cultivaban la amistad y el amor, no se temía a
los dioses (ellos habitan en otro mundo) ni a la muerte (“cuando
nosotros somos, la muerte no está presente y, cuando la muerte está
presente, entonces ya no somos nosotros”). Placer y dolor nos avisan
constantemente de lo que nos conviene, “¡atengámonos a ellos!”,
exclamaba Epicuro.
Filosofía del aquí y el ahora, del “más acá”, la de Epicuro,
disfrute del momento sin prejuicios heredados, ¿hay alguna sabiduría más
perenne que ésta? ¿Hubo alguna más maldecida? Aunque escribió mucho,
apenas se han conservado tres cartas suyas y algunos fragmentos de sus
escritos.
Luis Fernando Moreno Claros, El jardín de Epicuro, Babelia. El País, 09/11/2013
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