El temps de la total mobilització tècnica.

En 1932, Ernst Jünger describe la extensión planetaria de una figura –no un estamento, tampoco una categoría económica– a la que llama el Trabajador. Lo característico del Trabajador es que tiene una relación tan íntima con la técnica como la que liga al soldado con su armamento. De hecho, Jünger ve confirmados en el Trabajador los rasgos esenciales del Soldado Desconocido con que él se encontró en los frentes de la Primera Guerra Mundial, en los que se incubó la nueva época.

Si usted convive con máquinas que lo conducen en su tiempo de trabajo y en su tiempo de ocio –para Jünger, ambos tiempos ya no serán nunca distinguibles, como tampoco lo serán el tiempo de guerra y el tiempo de paz, ni el orden de lo mecánico y el de lo orgánico–, puede comprenderse a sí mismo bajo la figura del Trabajador, que incluye la del Soldado Desconocido. Entonces le parecerá normal, necesario incluso, que esas máquinas que lo guían sean espiadas por otras, y que usted lo sea a través de ellas. Y no perderá un segundo protestando o haciendo apelaciones sentimentales a la democracia y a la libertad. Porque habrá entendido que en el tiempo de la total movilización técnica no hay nada que no sea un objetivo y nadie que no sea un combatiente. 

Jünger nos entregó una tercera figura: la del Emboscado. Es la de quien se separa y se busca en el bosque. Dondequiera que el bosque esté. 

Juan Mayorga, El soldado desconocido, El País semanal, 17/11/2013

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