text 40: Santiago M. Zarria, Filosofar en tiempos de pandemia





Día 3
El barniz de la civilización. El orgullo y el conocimiento se han convertido en la niebla que ha cegado nuestros ojos e infectado a los demás sentidos, eso nos recuerda Nietzsche en Sobre la verdad y la mentira. Seducidos y engañados construimos un altar para nosotros mismos bajo el firmamento. Si pudiéramos comunicarnos con un mosquito, dice Nietzsche, sabríamos que él también se considera el centro del universo. Un titilante «punto azul pálido» demandando atención. Vanidosa angustia. Para conocer nuestra condición humana es preciso saber el lugar que ocupamos en la naturaleza, porque cuando se quita el barniz de la civilización solo queda el hombre, desnudo y frágil. 
Dia 4
La fractura de la convivencia. La vida se renueva en dos tiempos: en el calor del hogar, la fortaleza de lo privado, y en el calor del pasillo, la fortaleza de lo comunitario. Hay una responsabilidad manifiesta que nos vincula a todos. Una red que ha sido sacudida por discursos altaneros que nos ha llevado gradualmente a des-interesarnos por el otro. ¿Quién es el vecino con el que vivimos? Poco importa en la época del olvido del otro y del exceso de individualismo. Hay que restaurar la fracturada convivencia. El individuo aislado agoniza, pero no seremos nosotros quienes terminaremos de matarlo. He aquí la esperanza social straussiana: «Si el individuo ya no está solo en el grupo y cada sociedad ya no está sola entre las cosas, entonces el hombre no está solo en el universo».
Dia 5
Responsabilidad inevitable. La responsabilidad comunitaria no es una opción, no podemos atrofiar nuestra herencia humanista por los prejuicios que hemos construido sobre los demás. De repente nos damos cuenta que los otros existen, como si hubieran estado muertos ahora reviven, y se convierten en protagonistas de nuestra existencia. Ya no vivimos en la era la responsabilidad anónima, sino en la responsabilidad inevitable. La solidaridad, frente a lo desconocido, es una ventaja para tumbar el mantente-a-salvo-del-otro. ¿Salvación? La que dice Grossman: «Esto es lo que salva el mundo: la bondad cotidiana de las personas; la bondad en las acciones de unos hacia otros» por pequeñas que parezcan, frente a la monstruosidad de un sistema perverso no podrán vencerla. 
Dia 9
Filosofar. Una vida no examinada, dice Sócrates en la Apología, no vale la pena vivirla. Filosofar es una ventaja porque nos lleva a reflexionar constantemente sobre la forma en que estamos viviendo y cómo deberíamos hacerlo. Porque podemos remediar nuestros errores. Enmendar nuestro rumbo. La filosofía es el hábitat de nuestra experiencia reflexiva, es el ecosistema más adecuado para inmunizarnos contra los excesos de la razón. Hay que persistir en filosofar, como aconseja Epicuro a Meneceo, que «nadie por ser joven deje de filosofar, ni por ser viejo se hastíe de filosofar, porque para la salud del alma nadie es joven y viejo.» Es urgente repensar el modo de vida en el que actualmente vivimos. Hay que enfrentarse a un sistema que no se detiene frente a la existencia de nadie, como dice Harari: «En la actualidad, cuando la gente se entera de alguna epidemia nueva, coge el teléfono y llama a su corredor de Bolsa. Para la Bolsa de Valores, incluso una epidemia es una oportunidad de negocio».

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