El Big Data i l'adéu a a llibertat (Byung-Chul Han).




Hoy se registra cada clic que hacemos, cada palabra que introducimos en el buscador. Todo paso en la red es observado y registrado. Nuestra vida se reproduce totalmente en la red digital. Nuestro hábito digital proporciona una representación muy exacta de nuestra persona, de nuestra alma, quizá más precisa o completa que la imagen que nos hacemos de nosotros mismos.

El número de direcciones web es prácticamente ilimitado. De este modo es posible dotar a cada objeto de uso de una dirección en internet. Las cosas se convierten por sí mismas en proveedores activos de información. Informan sobre nuestra vida, sobre nuestro hacer, sobre nuestras costumbres. La extensión de la internet de las personas, web 2.0, a la internet de las cosas, web 3.0, es la culminación de la sociedad de control digital. La web 3.0 hace posible un registro total de la vida. Ahora también nos vigilan las cosas que usamos diariamente. 

Estamos atrapados en una memoria total de tipo digital. El panóptico benthamiano carece de un sistema de anotación eficiente. Solo existe un «libro de normas» que registra los castigos realizados y los motivos. No se registra la vida de los presos. Con todo, al Big Brother se le oculta lo que los presos realmente piensan o lo que desean. Frente al quizá muy olvidadizo Big Brother, el Big Data no olvida nada. Solo por eso el panóptico digital es más eficiente que el benthamiano. 

En las elecciones estadounidenses, el big data y el data mining * se muestran como el huevo de Colón. Los candidatos adquieren una visión de 360 grados sobre los electores. Se recopilan enormes datos, incluso se compran e interrelacionan, de manera que se puedan generar perfiles muy exactos. De este modo también se adquiere una visión sobre la vida privada, incluso sobre la psique de los electores. Se introduce el microtargeting para dirigirse con precisión a los electores con mensajes personalizados y para influenciarlos. El microtargeting como praxis de la microfísica del poder es una psicopolítica movida por datos. Asimismo, algoritmos inteligentes permiten hacer pronósticos sobre el comportamiento de los electores y optimizar la alocución. Las alocuciones individualizadas apenas se distinguen de los anuncios personalizados. Cada vez se asemejan más votar y comprar, el Estado y el mercado, el ciudadano y el consumidor. El microtargeting se convierte en praxis general de la psicopolítica. 

El censo demográfico, que representa una praxis biopolítica de la sociedad disciplinaria, provee un material explotable demográficamente, pero no psicológicamente. La biopolítica impide un acceso sutil a la psique. La psicopolítica digital, por el contrario, es capaz de llegar a procesos psíquicos de manera prospectiva. Es quizá mucho más rápida que la voluntad libre. Puede adelantarla. La capacidad de prospección de la psicopolítica digital significaría el fin de la libertad.



Byung-Chul Han, Psicopolítica, Herder, Barcelona 2014

* El término data mining significa exploración de datos. (N. del T.)

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