Sentiments i moral.
Imaginémonos que causo un dolor innecesario a un animal, a un niño o a un adulto. Alguien me lo reprochará. Lo reprobará. Si actúo de manera opuesta, por el contrario, soy alabado. Las reacciones de alabanza o reprobación se expresan en los juicios en los que utilizamos las palabras bueno y malo. ¿Por qué? Demos un pequeño rodeo. Pertenecemos a una sociedad que ha interiorizado una serie de reglas comunes. Al torturar un animal o despreciar a un niño, v. gr., se me sanciona. Alguien se indigna contra mí avergonzándome. Porque obro mal. Porque actúo inmoralmente. Porque estoy contraviniendo las normas aceptadas de una comunidad. No se trata de airear emociones sino de mostrar que mi conducta no responde a una determinada moral con sus reglas y sus métodos de justificación. Hacer que cambien, mejorarlas, o criticarlas no excluye que deban mantener siempre ese contenido de sentimientos que la sanción o el premio manifiestan.
Javier Sádaba, Diccionario de Ética, Planeta, Barna 1997
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