Percepció i cultura.
Al final me hice con unas postales que representaban la fauna africana. Por lo menos tenía un león y un leopardo y se los enseñé a la gente para ver si los distinguían. Por desgracia, no. Pero ello no había de achacarlo a su clasificación de los animales sino más bien al hecho de que no identificaban las imágenes de las fotografías. En Occidente solemos olvidar que hay que acostumbrarse a ver fotografías. Nosotros tenemos contacto con ellas desde la más tierna infancia, de modo que no es difícil identificar rostros u objetos captados desde cualquier ángulo, bajo una luz distinta o incluso con lentes deformantes. Los dowayo no tienen tradición en el arte visual; sus creencias se limitan a franjas de dibujos geométricos. En la actualidad, naturalmente, los niños dowayo tienen contacto con las imágenes de los libros de texto y de los carnets de identidad, pues la ley requiere que todos los dowayo lleven un carnet de identidad con su fotografía. Esto fue siempre fuente de misterio para mí, dado que muchos de los que tenían carnet de identidad no habían estado nunca en la ciudad y en Poli no hay fotógrafo. Un examen de los carnet revela que con frecuencia las fotografías de uno servían para muchos distintos. Al parecer, los funcionarios no tienen mucha más habilidad para reconocer imágenes que los propios dowayo.
Nigel Barley, El antropólogo inocente, Anagrama, Barna 2002
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