text 102: Miguel Martín, ¿Prólogo al ecofascismo?



En plena inmersión en una distopía, seguramente uno de los sentidos comunes más compartidos está siendo el de “que hay aprovechar la oportunidad”. De repente, se ha convertido en hegemónica una versión sui géneris del cuanto peor mejor, y tanto la crisis en sí como la gestión mediante la orden de confinamiento general y la restricción de derechos han sido convertidas en una ocasión para decrecer, para cambiar nuestras vidas, para frenar el ritmo..., como si este momento pudiera, de alguna manera, ser el trampolín hacia un cambio. 
La primera pregunta es obvia: ¿es un estado de excepción una oportunidad para algo más que para su propia prolongación o para el mantenimiento o el incremento de medidas autoritarias? No estoy negando aquí la necesidad de medidas sanitarias de prevención. Incluso me parecen comprensibles los cambios de criterio permanentes de las autoridades, inevitables cuando lo inesperado —que no necesariamente imprevisible— irrumpe en un mundo de instituciones patriarcales que presumen con suficiencia de tenerlo todo bajo control. Pero que la realidad que estamos viviendo nos imponga asumir ciertas medidas indeseables no significa que la conjunción entre una catástrofe y un estado de excepción propiciado por esa catástrofe sea el punto de partida para un cambio a mejor. Lo más probable es lo contrario.  
Si aceptamos este momento como un acto fundacional en lugar de crear un clima destituyente e impugnador, seguramente estaremos aceptando participar en un acontecimiento que con toda facilidad va a ser utilizado como analogía positiva para desarrollos autoritarios. Obviamente cualquier lucha parte siempre de una realidad dada y no elegida, pero las lecturas y las palabras importan, y no necesitamos “aprovechar el momento” sino plantear desde ahora mismo un 'nunca mais' que impugne tanto la lógica sistémica que nos ha traído hasta aquí —y que se concreta en políticas impuestas y aplicadas tanto a nivel local como a nivel internacional—, como la gestión autoritaria, que puede ser hoy un mal necesario, pero que debe ser denunciado necesariamente como un mal (y no menor) fruto de otro mal mayor. 
El futuro ya está aquí, el factor de riesgo es el capital y la militarización de las vidas solamente puede ser el prólogo al ecofascismo.  

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