Amor i pandèmia.








" Los vínculos que relacionan el ganado y los cultivos con los gérmenes me fueron ilustrados de manera inolvidable gracias a un caso hospitalario del que tuve conocimiento a través de un médico amigo. Cuando mi amigo era un joven médico sin experiencia, fue llamado a la habitación de un hospital para ocuparse de una pareja casada agotada por una misteriosa enfermedad. No ayudó el hecho de que la pareja también tuviera dificultades de comunicación entre sí y con mi amigo. El marido era un hombre pequeño y tímido, enfermo de neumonía causada por un microbio no identificado, y con sólo un dominio limitado de la lengua inglesa. Actuaba de traductora su bella esposa, preocupada por el estado de su marido y atemorizada por el entorno desconocido del hospital. Mi amigo estaba agotado también tras una larga semana de trabajo en el hospital y por el intento de averiguar qué factores de riesgo no habituales podrían haber causado la extraña enfermedad. La tensión hizo que mi amigo olvidara todo aquello que le habían enseñado acerca de la confidencialidad del paciente: cometió el tremendo error de pedir a la mujer que preguntase a su marido si había tenido alguna experiencia sexual que pudiera haber causado la infección.

Bajo la mirada del médico, el marido se ruborizó, se encogió hasta parecer más pequeño aún, intentó desaparecer debajo de las sábanas y con voz entrecortada dijo unas palabras con voz apenas audible. Su esposa gritó súbitamente presa de cólera y se irguió hasta parecer mucho más alta que él. Antes de que el médico pudiera detenerla, agarró un pesado frasco metálico, lo estampó con toda su fuerza en la cabeza de su marido y salió despotricando de la habitación. El médico tardó algún tiempo en reanimar al marido y mucho más en saber, a través del inglés entrecortado del hombre, qué había dicho para encolerizar de ese modo a su esposa. La respuesta surgió lentamente: había confesado que había mantenido reiteradas relaciones sexuales con ovejas en una visita reciente a la granja familiar; quizá fue así como había contraído el misterioso microbio"

Jared Diamond, Armas, gérmenes y acero, capítulo 11

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