Els tunicats: com perdre el cervell.
Los tunicados son unos animales muy peculiares. Para sobrevivir no
necesitan moverse, y permanecen anclados a una roca desde la que se
alimentan filtrando el agua de su entorno. Pero esto no es así siempre.
Al comienzo de su vida, mientras son larvas, se sirven de un sistema
nervioso y un limitado cerebro que les ayuda a mover sus músculos para
nadar hasta la poltrona idónea. Y en cuanto agarran un buen sitio, se
comen su propio cerebro —que no les servirá de nada el resto de su
existencia— y se convierten en un animal sésil.
Esta metáfora de los vicios de la política es una imagen que usan los
neurocientíficos para ilustrar cuál es la primigenia función del
cerebro: “Estos animales, a medio camino entre el movimiento y la
quietud, muestran de una manera sorprendente la relación que hay entre
la existencia de sistema nervioso y la necesidad de movimiento”, explica
Xurxo Mariño en su reciente Neurociencia para Julia,
una lectura idónea para acercarse a las verdades del cerebro, no a las
especulaciones, y entender todo el conocimiento consolidado hasta hoy
por la neurociencia.
Javier Salas, Las verdades del cerebro, Materia, 10/04/2013
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