Si la cosa va tan bé, com és que tot està tan malament?
Si el Rey está tan bien, ¿por qué está tan mal? A propósito, ¿qué
significa eso de que el Príncipe carece de un estatus que regule sus
funciones? ¿No se ha dado de alta en autónomos? ¿Factura los discursos
sin IVA? ¿Podría ser lo suyo otra forma de economía sumergida? Lo que yo
le digo desde aquí es que si pretende cobrar en su día la jubilación de
Príncipe (es muy dudoso que se jubile como Rey) debería empezar a
cotizar. Lo mismo cabe decir de la princesa Letizia, que se ha metido en
una aventura laboral que ya veremos.
Cada día nos asalta una preocupación nueva. Cuando no es la
jubilación de los príncipes, son los “presupuestos de la recuperación”.
El Rey lleva recuperándose cuatro o cinco años y cada lunes lo
encontramos peor. Su evolución clínica nos recuerda a la nuestra, que
empezamos a recuperarnos con Zapatero, para el que la crisis era un
resfriado, continuamos con Rajoy, para el que el resfriado era Zapatero,
y seguimos agonizando con Montoro, que delira con no sé qué milagro
español. De hecho, hemos llegado a esta fase terminal a base de
recuperarnos. De acuerdo, no casa, ¿pero hay algo que case? ¿Cómo es
posible, por ejemplo, que las pensiones suban al tiempo de bajar, que el
paro disminuya al tiempo de aumentar, o que haya mejor educación
habiendo menos profesores y más alumnos?
Pues del mismo modo, suponemos, que el Rey se recupera
estupendamente y pregunta por todo y deambula por palacio, o sea,
mintiendo a diestro y a siniestro. Significa que los presupuestos de la
recuperación, igual que la cadera del Rey, son también provisionales. Y
que llevan una carga mortal de antibióticos neoliberales. Y que dentro
de poco nos abrirán de nuevo para colocarnos la prótesis definitiva. Y
que la troika nos visitará y dirá a la salida que ya deambulamos. Por
favor, un poco de homeopatía socialdemócrata.
Juan José Millás, Homeopatía, El País, 04/10/2013
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