La intel·ligència de l'inconscient.
A menudo decimos intuición cuando queremos decir presentimiento. Por ejemplo: va a haber un sorteo que depende del puro azar y alguien tiene “la intuición de que va a ganar”. Dejemos ese pensamiento mágico de lado. El diccionario, por su parte, define intuición como la “facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento”.
El alemán Gerd Gigerenzer, director del Instituto Max Planck y autor de libros como Decisiones instintivas: La inteligencia del inconsciente (2007), ha investigado la intuición y es un férreo defensor de hacerle caso a sus mandatos. Explica que las corazonadas “no son un capricho, ni un sexto sentido, ni la voz de Dios”, sino que “se basan en mucha experiencia” y son “una forma inconsciente de inteligencia”.
He ahí la clave: la información que proporciona la mucha experiencia. Una información de la que muchas veces no somos conscientes, y que nos hace comprender cosas de un modo que parece instantáneo, como si fuera mágico, pero no lo es. Sí que necesita de razonamiento, por supuesto, pero este razonamiento es tan veloz que se nos torna imperceptible.
La protagonista de la serie belga Tabula Rasa (2017) es una mujer que sufre amnesia anterógrada. En un momento en que no sabe cómo actuar, uno de los profesionales que la atienden le aconseja: “Usa tu intuición. Es lo más parecido a la memoria”. De hecho, la intuición es también una forma de la memoria. Y es el motivo por el cual muchas veces los jugadores de go, cuando les preguntan por qué hicieron una jugada en particular, no pueden expresarlo de otra forma que: “Me pareció lo correcto”.
Cristian Vázquez, Computadoras que ayudan a expandir nuestra humanidad, Letras Libres 06/06/2018
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