Moral i neurociències.






En esta entrada voy  a defender que existe una red “neuromoral” en el cerebro, es decir, un “órgano” o hardware dedicado a la moralidad. Esta red, siguiendo la ley de Murphy, puede averiarse y dar lugar a unas respuestas emocionales atenuadas ante la posibilidad de hacer daño a los demás y realizar conductas psicopáticas. La conclusión más evidente de estos hechos es que no se puede juzgar en el mismo plano la conducta de alguien que tiene su cerebro moral intacto con la de alguien que tiene su cerebro moral averiado.

La moralidad es innata en el ser humano pero no voy a ocuparme de esto aquí. Remito al lector a la obra de Frans de Waal,  y en particular a su libro Primates y Filósofos: La evolución de la moral del simio al hombre, para ver que los ladrillos de la moralidad están ya presentes en nuestros primos, los simios. Remito asímismo a la obra de Paul Bloom, Just babies. The origin of good and evil,  para ver cómo aparece la moralidad, las conductas prosociales y el altruismo en niños pequeños antes de tener lenguaje verbal y haber sido socializados. Entonces, si existe un “sentido moral”, debería haber unos mecanismos cerebrales para la moralidad y deberían existir pacientes con trastornos cerebrales que tuvieran una moralidad dañada.  Y es en esto en lo que me voy a centrar en este post, en las pruebas de que esa moralidad innata tiene un asiento en el cerebro y para ello me voy a referir a ciertos cuadros clínicos y a estudios de Resonancia Magnética funcional en sujetos normales, en psicópatas, en psicopatías adquiridas por lesiones cerebrales, y en la demencia frontotemporal. La evidencia neurobiológica apunta a una zona, la corteza prefrontal ventromedial,(CPFVM) especialmente en el lado derecho y a algunas otras áreas relacionadas con ella.

Pablo Malo, Cerebro Moral y responsabilidad, Evolución y Neurociencias 24/01/2015

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