El cervell, gran consumidor de glucosa.



La glucosa —el término procede del griego y significa algo así como "azúcar de mosto"— es un compuesto orgánico muy común en la naturaleza, una forma de azúcar formado por grandes moléculas que, a través de lo que se denomina oxidación catabólica, se transforma en moléculas más pequeñas y simples, un proceso que libera una importante cantidad de energía que es utilizada para llevar a cabo el conjunto de reacciones químicas y fisicoquímicas que tienen lugar en todas las células vivas del organismo, lo que se conoce como metabolismo.

En concreto, "el cerebro consume 5,6 miligramos de glucosa por cada 100 gramos de tejido cerebral por minuto", explica Ramón de Cangas, de la Academia Española de Nutrición y Dietética. En el cerebro de un individuo adulto, añade, la mayor demanda de energía procede de las neuronas, de gustos exigentes: para ellas la glucosa es primordial, pues a diferencia del común de las células, que obtienen también energía de otro tipo de fuentes, las neuronas prácticamente dependen de esta sustancia. Por ello, a pesar de que el cerebro representa menos del 2% del peso corporal, gasta hasta el 20% de la energía del total de la glucosa que fabrica el organismo: es su principal consumidor.

Eva van den Berg, Si el cerebro necesita azúcar para funcionar, ¿por qué tenemos que dejar de comerlo?, Buena Vida. El País 04/06/2018

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