La nostra incapacitat de pensar el futur.

 



 

"... no somos capaces de pensar en el futuro con la profundidad necesaria”. 


Es un problema existencial, emocional, social y político: somos seres finitos en un universo básicamente infinito. Y eso es un problema, hay muchas cosas que no vemos ni comprendemos. Tengo dos hijos pequeños y, por supuesto, a veces es difícil saber qué voy a hacer mañana, ¡cómo para pensar en qué ocurrirá en 200 años! Pero este libro siempre ha sido una pequeña metáfora del cambio climático. Se trata del mismo problema fundamental: hemos construido toda una sociedad y una economía sobre un problema que no sabíamos que existía. ¿Cómo lo solucionamos o revertimos? ¿Qué hacemos al respecto? 


(Sobre la situación de desprestigio que sufre la ciencia en Estados Unidos) creo que se trata de un momento relativamente breve en nuestra historia, pero se está causando un daño a todos los niveles que durará generaciones: interrumpiendo estudios que llevan años en marcha, desperdiciando millones de dólares en investigaciones que podrían haber aportado conocimientos cruciales en todos los campos, desde la salud humana hasta el cambio climático. Nunca pensé que viviría para ver una fuga de cerebros en mi país. Es desgarrador, los niveles de perturbación son inabarcables. Pero comprendo por qué hay escepticismo sobre la ciencia en algunos niveles. No gestionamos bien la respuesta a la pandemia y es difícil predicar que hay que confiar en la ciencia y luego enterarse de que los científicos, comprensiblemente, estaban a tientas en la oscuridad ante una amenaza totalmente nueva, pero actuaban como si tuvieran todas las respuestas cuando no era así. Y algunas de estas respuestas iniciales fueron erróneas.


Creo que parte de la erosión de la confianza en la ciencia se debió a esa sensación ligeramente condescendiente de “nosotros sabemos más, confíen”, en lugar de “es complicado, es lo que pensamos ahora, estamos tratando de resolverlo”. Probablemente, una conversación más matizada habría sido mejor recibida. A la gente no le gusta que la traten con condescendencia, especialmente cuando sienten que todo era solo una artimaña y una máscara.

Ahora bien, creo que en este país está profundamente marcado por una falta generalizada de confianza entre unos y otros, lo que probablemente es la verdadera crisis. Las instituciones científicas pueden soportar muchos vaivenes y cambios de opinión en una sociedad más sana, hemos vivido infinitos cambios de opinión sobre el colesterol, por ejemplo, y muchos otros temas, sin erosionar el estatus de la ciencia en este país. Ahora sí. Creo que eso pone de manifiesto divisiones mucho más profundas entre nosotros.

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