J.R. Searle: consciència i intencionalitat.


John Searle


Toda la filosofía de John R. Searle gira alrededor de la defensa de la conciencia y la intencionalidad contra el vaciamiento (eliminativismo) que defendía la llamada “metáfora del ordenador”, a saber, la idea de que la mente es un procesador de información, no distinto en sus funciones de cualquier procesador, solo diferenciada por su complejidad y capacidad. Fue la filosofía dominante en la ciencia cognitiva en el último tercio del siglo pasado y ahora ha vuelto a tener relevancia por la propaganda de los dueños de las empresas de inteligencia artificial y sus ambiciones de lograr la superación de la inteligencia humana. La conciencia y la intencionalidad, sostuvo Searle, son propiedades naturales de la vida, y dotan de una capacidad de comprensión que no puede tener una máquina que tan solo manipula símbolos físicos. 

Fue muy conocido su experimento mental de la llamada “habitación china”, un dispositivo en que alguien que no sabe chino pero dispone de un conjunto de reglas (un programa) responde a oraciones en chino con otras oraciones en chino, produciendo la ilusión de una conversación, tal como ocurre con los chats de inteligencia artificial. Aunque ahora los grandes modelos lingüísticos construidos con redes neuronales no procesan programas, el argumento del experimento mental ha vuelto a usarse reiteradamente contra las pretensiones de una inteligencia artificial general.

La idea de que la conciencia es un producto natural y material de la vida estuvo presente en sus primeras obras sobre el lenguaje, en las que sistematizó la teoría de los actos de habla que había sugerido en los años cincuenta John L. Austin: el lenguaje pertenece al campo de la acción humana y los enunciados son formas de actuar sobre el mundo que se diferencian por el modo en que tienen éxito como actos: en algunos (los asertivos) la mente tiene que adecuarse al mundo, en otros como los directivos, el oyente (el mundo en este caso) tiene que adecuarse a lo especificado, como cuando se pide “abre la ventanilla”, en otros, los comisivos (declarar culpable, declarar casados…) el mundo cambia por el hecho de esa declaración.  

Toda la filosofía de Searle sigue un mismo esquema: un ser con conciencia e intenciones instituye que X funciona como Y en el contexto C. Esto sirve para el lenguaje cuando el jefe dice “por la presente, quedas despedido” y para todo el resto de la vida social: una flecha curvada en un círculo o cuadrado ordena “gire a la derecha”, levantar la mano en una reunión funciona como pedir la palabra, pero en una subasta como asentimiento a un precio, un papel timbrado sirve como moneda de curso legal. Detrás de este esquema hay todo un programa filosófico que explica desde el lenguaje y la acción humana cotidiana hasta el conjunto de la realidad social.

La idea básica de Searle es que nuestra vida intencional en común está regida por actos intencionales que tienen la forma de micro-instituciones formadas por reglas constitutivas como la que establece que “culpable”, emitido por un legislador legítimo, equivale a una condena, o dar la mano equivale al gesto expresivo de saludo en un contexto formal. Instituciones como el dinero son fruto de intenciones colectivas con el mismo esquema. No es casual que se haya extendido su explicación hasta el tradicional problema de Marx del misterio del capital, o de cómo algunas cosas como el dinero pueden hacer cosas en y con el mundo.

Su teoría de la prioridad de la conciencia y la intencionalidad era para Searle un ejercicio de naturalismo científico. Pensaba que la imagen de la ciencia es nuestra mejor descripción correcta de la realidad y toda su vida combatió el relativismo posmoderno, y en particular las ideas de la deconstrucción de Derrida, a quien acusó de oscurantismo, falta de claridad y de incomprensión de los actos de habla. Pese a esta polémica, hoy usamos el término performativo en muchísimos contextos cotidianos. Aunque fue Austin quien comenzó a hablar de la performatividad del lenguaje, sin Searle y su adversario Derrida no se hubiese extendido un término que, en cierto modo, cambió el mundo. 

Fernando Broncano, John R. Searle: la conciencia en acción, Letras Libres 16/10/2025


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