La racionalitat de les intuïcions.
Gerd Gigerenzer |
Muchas de nuestras decisiones son inconscientes y eso es bueno. Si
pudiéramos decidirlo todo a nivel consciente no seríamos capaces de decidir
siempre lo mejor.
Una intuición es, por definición, una decisión que tomamos conscientemente
pero sin saber por qué, de dónde vienen los motivos porque éstos residen en el
inconsciente.
Una buena intuición se basa en lo que denominamos «la regla del pulgar»,
que sería como aproximarnos a las cosas basándonos en experiencias pasadas, en
español sería tomar decisiones «a ojo de buen cubero». Es una estrategia que
focaliza en los datos importantes e ignora lo otro. Eso se considera
irracional, pero cuando no se sabe todo, e mejor si focalizas en lo importante
y te olvidas del resto.
El cerebro ha aprendido esta estrategia, en parte, a lo largo de la
evolución. Los animales trabajan con reglas del pulgar simples y viven desde
hace mucho. Por ejemplo, las hembras de pavo real, cuando tienen que elegir
pareja, disponen de los machos en una fila india y ellas no los miran a todos,
sólo a tres o cuatro, y eligen al que tiene el mayor número de ocelos en sus
colas. Es una regla muy simple. ¿Muchos
humanos no lo hacen de forma distinta! Si les preguntas, te dirán que jamás
elegirían así pero sí lo hacen. Por ejemplo, muchos hombres se enamoran de una
mujer, no por sus rasgos o su carácter, sino porque otros chicos también las
quieren, son chicas populares, así que compiten para ser los primeros. Estas
estrategias funcionan porque si uno tiene éxito, tus amigos aceptarán a la chica
y a ti te admirarán porque has conseguido lo que todos deseaban.
Esto ocurre incluso en los negocios. Los empresarios deciden
intuitivamente. Muchos profesionales, por supuesto, no lo dirán en público o
incluso mandarán a un empleado a buscar razones o pedirán consejo a una
compañía asesora y pagan mucho dinero para ello. Hay una desconfianza en la
intuición y una confianza ciega en el análisis racional que, al final, cuesta
tiempo, dinero e inteligencia.
El filósofo Whitehead dijo una
vez que la sociedad progresa al transferir información cada vez más y más en el
inconsciente. Esto es una proposición interesante. Yo creo que muchas de
nuestras habilidades se basan precisamente en eso, en que aprendemos y luego
automatizamos, de forma que no recordamos cómo sabemos hacerlo, pero lo hacemos
... Puedo aprender a atar mi corbata y luego olvido cómo lo hice, se vuelve
algo automático. Y si, de repente, le presto atención y hago que se vuelva un
acto consciente, ¡no sé hacerlo bien!
En general, si alguien es un experto en un campo, la primera impresión
suele ser la buena. He trabajado con policías americanos que, por ejemplo, se
dedican a detectar traficantes de droga en el aeropuerto de Los Ángeles. Allí
hay cientos de miles de personas ... ¿cómo saben quién tiene drogas en su
bolsa? Lo cierto es que su capacidad para acertar es mucho mejor que la que
podamos tener tú y yo. Y es algo intuitivo. No saben cómo lo hacen, pero lo
hacen. Aquí tenemos un ejemplo de cómo alguien que está altamente entrenado
puede tomar decisiones intuitivas brillantes.
Hay un futbolista alemán, Müller, que hace años era uno de los más
conocidos del mundo, que decía: «Si empiezas a pensar, estás perdido». Un
experto sabe qué hacer intuitivamente, pero no ha de pensar. Si eres un
principiante, debes pensar; de hecho, es necesario que lo hagas. Pero, si eres
un experto, puedes confiar en tu primera impresión.
Un ejemplo donde la intuición fue realmente mal fue después del atentado a
las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001. (...) Lo que pasó después es
que los americanos dejaron de volar. ¿Qué hicieron? Muchos reaccionaron
intuitivamente al miedo a volar y se lanzaron a los coches. El flujo en las
autopistas aumentó en un 5% durante los siguientes 12 meses y luego bajaron a
los niveles anteriores al atentado. En esos 12 meses 1.500 americanos murieron
en un intento de evitar los aviones.
Era una intuición equivocada. Pero la ansiedad no era tanto producida por
el miedo a morir, sino por la muerte de muchas personas en un único día, que
fue lo que les conmocionó. Si toda esa gente que murió el 11 de septiembre
hubiese muerto a lo largo de un año, nadie hubiese tenido miedo. El miedo de
que mucha gente muera al mismo tiempo es un tipo de intuición que
evolutivamente tiene mucho sentido. En realidad, es algo muy racional.
Tienes que pensar en que nuestro cerebro se desarrolló en un tiempo en que
los humanos vivían en grupos pequeños y, por tanto, la muerte de una porción
grande de individuos a la vez podía ser un peligro para la supervivencia del
resto del grupo. Lo que ocurre es que, esa conducta que era racional entonces,
ya no lo es hoy en día. Pero nuestro cerebro es muy viejo y sigue pensando como
lo hacía entonces. Lo bueno es que, si entendemos estos mecanismos cerebrales,
si entendemos por qué nos pasan estas cosas, podemos reconocer estas
intuiciones equivocadas y evitarlas.
Beatriz Barco, entrevista a Gerd Gigerenzer: «Hay una
desconfianza en la intuición y una confianza ciega en el análisis racional ...»,
redes para la ciencia, nº 23
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