Arengades vermelles.
La falacia del arenque rojo, también conocida como “seguir la zanahoria”, tiene lugar cuando una persona introduce una información irrelevante para el tema de discusión. De esta forma logra distraer la atención de todos los involucrados y probablemente se llegará a una conclusión diferente.
Si les resulta original el nombre, este término proviene de una antigua usanza según la cual, el olor fuerte del pescado sirve para distraer los perros de caza de su objetivo.
Obviamente, los argumentos que se introducen son válidos y es por eso que las personas se dejan distraer por los mismos. Como podrás presuponer, se trata de una estrategia que utilizan muchísimo los medios de comunicación y los partidos.
Pongamos un ejemplo hipotético: digamos que un partido está en contra del matrimonio homosexual y saca estadísticas que afirman que solo un 10% de los gays desearían casarse y que aunque lo hicieran, su matrimonio tendría un 80% de probabilidades de fracasar. Con toda probabilidad, se trata de estadísticas reales pero son irrelevantes para aprobar o no el matrimonio homosexual.
Con este razonamiento, el partido nos “obliga” a concluir que no es necesario realizar un cambio en los derechos civiles visto que son muy pocas las personas que podrían beneficiarse del mismo. De esta forma, distrae nuestra atención de lo que es verdaderamente importante: sin importar cuántos homosexuales hayan y si pretenden casarse o no, el matrimonio entre personas de un mismo sexo debería ser un derecho. No importa si se trata de un grupo minoritario, esto no significa que debemos restringirle sus derechos ciudadanos.
Para la crónica, vale aclarar que durante el primer año que en España se aprobó el matrimonio entre homosexuales, se casaron 4.500 parejas y hasta finales del 2010 la cifra ascendía a 19.643 matrimonios.
Dicho de esta forma, podrás presuponer que la técnica del arenque rojo es fácil de detectar pero realmente no es así, sobre todo cuando nos vemos sumergidos en una discusión acalorada. En estos casos, o sucumbimos ante la pista falsa e irrelevante y asumimos una conclusión errónea o nos dedicamos a discutir ese argumento.
Por ejemplo, ¿en cuántas ocasiones han entrado a un foro o un blog donde inicialmente se comenzó a debatir sobre un tema y se terminó hablando de un tópico completamente diferente? De seguro esto sucedió porque alguien, de manera consciente o no, introdujo un arenque rojo en la conversación y a partir de ahí, le siguieron la corriente desvirtuándose del tema principal. En resumen, la discusión se va por la tangente y el resultado es que se descartan argumentos importantes.
Por supuesto, reconocer esta falacia es fundamental, ya sea para valorar la información que los diarios y la televisión nos brinda cotidianamente como para relacionarnos con las demás personas, sobre todo si estas tienen una personalidad manipuladora.
La clave está en distanciarte un momento antes de preparar tu contra-argumento y pensar si lo que te han acabado de decir es relevante para la discusión. Si crees que no es así, simplemente dilo y retoma el tema principal.
Jennifer Delgado Suárez, La falacia del arenque rojo, Rincón de la Psicología, 16/11/2012
Jennifer Delgado Suárez, La falacia del arenque rojo, Rincón de la Psicología, 16/11/2012
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