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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: agost, 2023

La paraula i la veritat poètica.

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Mientras, bajo el peso de los asuntos cotidianos, las palabras parecen estar al servicio de una representación con fuente exterior a las mismas, ha debido darse en la vida de cada uno un momento en el que las metáforas, hoy oscurecidas por la reducción instrumental del lenguaje, constituían, sin necesidad de explicación, simplemente lo más luminoso. Neruda, Mallarmé, Góngora o Lorca, son como los embajadores milagrosos de un país ya muy lejano, en el que las palabras, persiguiendo tan sólo la emulación de sí mismas, precisamente por ello empapaban todo acontecimiento y toda cosa presente. ¿Es la Tierra azul como una naranja? Así ha de ser si las palabras no mienten ( La terre est bleue comme une orange/Jamais une erreur les mots ne mentent pas , Paul Éluard,   L’ Amour, la Poésie ). No discuto la legitimidad de preguntarse qué quiere decir Éluard en estas líneas, de qué verdad el poeta se siente portavoz. Estoy diciendo simplemente que esa verdad no consiste en adecuación a una realida

L'ansietat és una qüestió profundament política.

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Seis años después de su suicidio, Mark Fisher (Reino Unido, 1968-2017) ya es un referente indiscutible de los Estudios Culturales. Su legado, sin embargo, hace ya mucho tiempo que ha desbordado los muros de la academia. Ese era uno de sus objetivos, de hecho, cuando pasa de escribir –de forma anónima– para el blog   K-punk   a publicar, en el 2009, su ensayo más conocido,   Realismo capitalista . Decide, así, “salir del underground” para convertirse en un “modernista popular”. Alguien que parecía llamado a realizar crípticos ejercicios de exégesis cultural, sobre todo desde el análisis de la cibernética (su tesis doctoral,   Constructos Flatline , es una obra de culto), se transforma en una de la mentes más lúcidas para interpretar las trampas del capitalismo del siglo XXI. Su escritura, clara y directa, ha ido llegando a los lectores en español gracias, en gran parte, a la editorial Caja Negra, que ha recuperado sus títulos más destacados. De hecho, una magnífica manera de adentrarse

Teoria quàntica i instrumentalisme científic.

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La   teoría cuántica   es la teoría científica mejor confirmada y más exitosa que tenemos. Casi   toda la tecnología actual   más relevante se basa en ella. Ha sido, además, desde sus comienzos intrigante para los filósofos y para los físicos con vocación teórica, porque plantea problemas de gran envergadura y profundidad, que sus creadores se tomaron muy en serio. Se dice que Bohr estuvo garabateando en su lecho de muerte una respuesta a la última objeción de Einstein, quien nunca aceptó que la teoría cuántica fuese una teoría acabada. En esencia, el debate filosófico sobre la "realidad" cuántica no es sino la continuación de un viejo debate sobre la forma más adecuada de entender las teorías científicas y su relación con el mundo que tratan de conocer. Hay dos posiciones básicas. Según los realistas,   las teorías científicas tienen como objetivo averiguar, aunque sea siempre de forma falible, qué entidades y procesos hay en el mundo, qué propiedades tienen y por qué cambia

Negacionisme, teoria de la conspiració i coneixement.

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En el contexto de lo que Adam Tooze ha llamado "policrisis", la tentación de los negacionismos (sanitario, climático, geopolítico) alimenta el crecimiento de partidos o movimientos postfascistas y destropopulistas en todo el mundo. Aunque solo fuera por eso valdría la pena tomarse en serio a sus seguidores. Son muchos y hacen a menudo un esfuerzo cognoscitivo y pedagógico mayor que el de los que se ríen de ellos. Es gente mal informada, pero extraordinariamente informada; es gente mal pensada, pero que piensa sin parar; es gente contraria al sentido común, pero que apuesta por un proyecto común. La filósofa italiana Donatella di Cesare, especialista en el Holocausto, insiste con razón en que los negacionismos no son fruto de la ignorancia. La ignorancia ignora, no niega. La negación, lo sabemos, puede ser una defensa instintiva frente a un trauma, tal y como nos enseña la psicología: es, de hecho, la primera fase de casi todos los duelos: la negativa a aceptar la muerte de un

El negacionisme i les fonts del coneixement.

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¿Qué es lo que niega un negacionista? La respuesta fácil, cómoda, autosatisfecha es: "los negacionistas niegan la realidad" o "los negacionistas niegan los hechos". ¿Pero estamos seguros de poder reconocer siempre un "hecho"? Lo que llamamos "hechos" son cristalizaciones muy complejas en las que el propio cuerpo es solo un testigo lateral o incluso accidental que interviene poco y del que apenas podemos fiarnos. Casi nunca nuestros conocimientos están hecho de "experiencias". Ni siquiera los más empíricos. El genial escritor inglés Keith Gilbert Chesterton decía que un niño sabe que las abejas pican, antes de que ninguna le haya atacado, porque se lo ha dicho su madre. Lo hijos creen en sus padres y por eso acaban repitiendo muchas veces sus mismos errores. Pero si esto ocurre a la escala del propio cuerpo, ¿qué sucederá allí donde el acceso al conocimiento solo puede hacerse por vía interpuesta y sin posibilidad de una experiencia dire

Ciència i democràcia.

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Podemos decir, por tanto, que el conocimiento es siempre una cuestión política; una cuestión que tiene que ver, es decir, con la polis y sus instituciones; que tiene que ver con el tipo de comunidad que trasladamos y reproducimos en los parlamentos y las escuelas. Por eso tiene mucha razón la citada Donatella di Cesare cuando insiste en que tanto los negacionismos como las inseparables teorías de la conspiración "no son un producto de la ignorancia o de un pensamiento mágico y supersticioso" sino que señalan cuestiones "eminentemente políticas". Los negacionismos, sí, se inscriben en un proyecto político cuyo propósito no es negar la "realidad" o los "hechos" o las "verdades científicas" sino combatir esas comunidades objetivas que hacen creíbles nuestros saberes y nuestras creencias; negacionismos y conspiranoias nacen, en puridad, de la descomposición de esas comunidades, descomposición que arrastra al terraplanismo, el antivacunismo

La màgia de la IA.

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El cambio de siglo llevó la inteligencia artificial a muchos productos que la gente podía usar: se empezaba a ‘sentir la magia’. Quizá todo comenzó cuando Deep Blue ganó a Kaspárov en 1997, toda una muestra de poderío para una IA débil, pero al mismo tiempo se estaban produciendo grandes avances en campos como los agentes inteligentes, el lenguaje natural y el aprendizaje automático (‘machine learning’) que serían claves para lo que estaba por venir. La gente podía usar el software de Dragon para dictar textos al ordenador (reconocimiento de voz), escribir a mano en el Newton de Apple (reconocimiento de gestos) y los pequeños de la casa podían interactuar con el Furby, que respondía a estímulos externos. Las Roombas de iRobot aspiraban las casas en 2002, aprendiendo a crear mapas de las habitaciones y evitar las escaleras, además de otras ‘trampas’. Se dice que la Ley de Moore es implacable, proporcionando el doble de potencia de cómputo a la mitad de precio cada 18 meses. Esto resultó

Cultura Psi

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Podríamos denominar o caracterizar la actual cultura occidental como «cultura psi». Todo síntoma, emoción, sentimiento o afecto que se siente como extraño o incómodo tiende a psicologizarse o psiquiatrizarse, y los especialistas en salud mental más críticos ya comienzan a inquietarse ante los efectos de posibles «contagios emocionales», sobre todo entre población adolescente. El problema a discutir aquí no es, como se ha defendido durante largos años, el efecto contagio de conductas suicidas (el llamado «efecto Werther»), sino el problema aún más inquietante de la estandarización de nuestra conducta. Es decir: cuando alguien ha sido diagnosticado en términos psicológicos o psiquiátricos, tiende a comportarse de una manera en la que pueda adecuar su personalidad, emociones, relaciones y conducta al trastorno que le haya sido «encomendado». Este es el verdadero problema: existe un extraño encariñamiento con el trastorno diagnosticado, y esto no ocurre por casualidad. Nuestros ritmos fren

Teràpies i malestar psicosocial.

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 ...¿tenemos actualmente más dificultades para afrontar las situaciones dolorosas que hace algunos años? Lo cierto es que vivimos en sociedades donde el estrés diario y el ritmo frenético de la actividad laboral y personal nos superan, pero a veces no somos conscientes de ello hasta que sobrepasamos cierto límite. Quizá esta propia vorágine vital es parte del problema, pero si no disponemos de tiempo para hacer un trabajo personal de introspección y reflexión –también para el descanso– que nos permita analizar nuestras debilidades, carencias y comenzar a hacer algo con ellas, tendremos más predisposición a acumular un malestar que en algún momento va a encontrar su vía de escape. Entonces, ¿necesitamos siempre alguna de estas terapias y remedios cuando vivimos situaciones complejas? Si contamos con una base sólida y una fortaleza que hayamos aprendido desde nuestra infancia, probablemente nos resultará más sencillo afrontar las vivencias con habilidades propias. De hecho, tampoco resul

Què vol dir existir? (Joan-Carles Mèlich)

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Des de la meva perspectiva, viure i existir són dues maneres de ser en el món radicalment diferents, i és molt important establir-ne les diferències. Les plantes, els animals, i també els humans vivim, som éssers vius: naixem, ens reproduïm, envellim, morim… però existir no és viure, o no és només viure. Només un ésser humà existeix. Com indica la seva etimologia, existir és anar més enllà d’un mateix, és sortir de si-mateix vers allò que no és un mateix, vers el món, vers els altres, vers l’exterioritat…  Els éssers vius tenen una essència que determina la seva vida. No estan obligats a buscar-ne el sentit. En el cas dels éssers existents (els humans) no hi ha essència. Per això la dificultat que tenen (o tenim) els humans per habitar el món, per relacionar-nos amb els altres.  Existir és inventar-se, crear-se, però també és estar a l’altura dels esdeveniments que sorgeixen a la vida quotidiana, i que, precisament perquè són esdeveniments, també són imprevistos, no es poden preveure.

Què és el capital emocional?

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La tristeza, la frustración o la indignación se condenan y señalan como emociones «negativas», así consideradas por el establishment del pensamiento positivo, como si no tuvieran un papel adaptativo central y del todo fundamental en nuestra maduración psicológica y social. Desde diversos promontorios presuntamente científicos se nos insta de continuo a «gestionar» este tipo de emociones para no dejarles un espacio que, a juicio de la psicología positiva, debería estar ocupado por otras emociones como la felicidad, la gratitud o la esperanza, que –nos dicen– conducen al éxito, al crecimiento y al progreso personal. La pregunta que deberíamos hacernos, como individuos inscritos en una sociedad y en una cultura determinadas, es si este régimen emocional totalitario de lo positivo no esconde la imposibilidad de subvertir el statu quo que permite que ciertas injusticias, malestares y desigualdades se mantengan e incluso adquieran mayor hondura y protagonismo.  En programas televisivos de te

La neocultura del benestar corporatiu.

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Dime cuántas actividades gratuitas de bienestar personal y mental pone a tu disposición tu empresa y te diré el nivel de estrés perpetuo con el que te suelen asfixiar. La pandemia y el teletrabajo han logrado borrar de nuestro imaginario a aquella estampa de oficina enrollada repleta de chucherías distractoras que importamos de Silicon Valley, pero en contrapartida ha instaurado una neocultura de bienestar emocional corporativo que, como explica Thom James Carter en   Los programas de mindfulness corporativo son abominables     se ha convertido en «una nueva cortina de humo para que, una vez más, las empresas del tardocapitalismo hagan lo que hacen mejor: poner sus beneficios por encima de las personas». De aquellas oficinas diáfanas tipo   loft,   las de las neveras llenas de refrescos y cervezas, las de sitios de trabajo sin determinar, las de máquinas de café rebosantes a todas horas que animaban subliminalmente a trabajar sin parar –para qué vas a ir a casa si en la oficina te pone

Víctor Amat: el psicòleg punk.

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1- Més que aprofundir en els orígens d’un problema, investigo què està fent aquella persona per intentar solucionar-lo. Molts cops la clau està en provar alguna cosa que sigui gairebé el contrari del que ha estat fent fins ara. 2-  La recepta és no tenir recepta. Un cas: si tu a la feina tens un company que és un   gilipolle s però a la teva vida ja n'has conegut d'altres, segurament tindràs recursos per tractar-lo. Però posem que mai has conegut algú tan tòxic: llavors és possible que no te’n surtis. I la   teva   solució s’ha de construir. 3-  A una persona que s’angoixa no li pots recomanar que es tranquil·litzi, que no li doni importància, perquè si té dos dits de front, això ja ho haurà provat mil cops. Pots provar de demanar-li... que es posi més nerviosa. I quan vegi que això és impossible, potser s’adonarà que té un cert control sobre aquesta emoció. 4- És difícil baixar d’un ring de boxa sense haver rebut cap cop. I costa recuperar-se. Cada fracàs és una oportunitat, d

Fer de la vida una obra d'art (Michel Foucault)

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... (tomo II de la Historia de la sexualidad. El uso de los placeres ) me he propuesto demostrar que en el siglo IV antes de Jesucristo prevalecía un código de restricciones y prohibiciones muy semejante al que tenían presente los moralistas y médicos de los primeros tiempos del Imperio romano. Creo, sin embargo, que la forma de entregar estas prohibiciones con respecto al yo por parte de estos últimos era muy distinta. A mi entender, ello se debe a que el objetivo principal de este tipo de ética era de orden estético. En primer lugar, la ética a que nos referimos se limitaba a un problema de elección personal. En segundo lugar, estaba reservada a un sector muy reducido de la población y, por consiguiente, no podía prescribir un modelo de comportamiento para todo el mundo. Por último, la elección personal era determinada en la voluntad de vivir una existencia bella y de dejar a los demás el recuerdo de una vida honorable. No creo que este tipo de ética pueda considerarse como un intent